Inteligencia emocional

Aceptar

¿Aceptar?

¿Es una emoción?

¿Se trata de un proceso o del resultado de éste?

¿En qué se diferencia de la resignación?

¿Cómo podemos aceptar(nos) mejor?

¿Qué realidades de nuestra vida conviene aceptar y cuales no?

Espero poder responder alguna de estas cuestiones en el transcurso del artículo.

 

¿Que es sentir aceptación?

Habría que decir que hay varias acepciones posibles. Una de ellas hace referencia a sentir que los demás nos valoran tal y como somos, que validan nuestra presencia en un grupo. Se trata de una emoción que sentimos en base a cómo se comportan los demás con respecto de nosotros. Pero sentir aceptación también tiene que ver con encontrarse cómodo, incluso identificarse con algunas características personales que no nos gustan. La autoceptación tiene mucho que ver con nuestra imagen tanto física como con nuestra identidad (al menos con las partes más complejas de ésta). Aceptar está relacionado con relacionarme con la parte difícil de la realidad que vivimos. En ese sentido el proceso de adaptación a los cambios que nos afectan culminan en la aceptación de esos aspectos, por tanto estamos hablando tanto de un proceso como del resultado de éste.

¿Qué no es la aceptación?

Es importante señalar la diferencia entre aceptar y resignarse. Se trata de una cuestión de actitud. La resignación implica pasividad, mientras que la aceptación es un proceso en el que la persona debe cambiar, aprender. Este “detalle” indica un modo de relacionarse con esa parte de la realidad que nos genera conflictos tanto internos como externos. Creo que es clave señalar que también hay mucha diferencia con la frustración. El enfado, la ira o la frustración también es un modo activo de reaccionar ante hechos de nuestra realidad, pero la confronta, la enfrenta. La aceptación no la niega, ni la cuestiona, sencillamente hace una adaptación activa. Esto nos señala un buen criterio con el que distinguir cuando pelearse con una realidad y cuando no. En general podríamos decir que siempre que la realidad se pueda cambiar tiene sentido enfadarse. Si hablamos de una realidad irreversible el camino necesariamente pasa por la aceptación.

¿Cómo aceptar?

Seguramente no puedo más que resumir algunas ideas sobre cómo realizar procesos de aceptación exitosos. Voy a tomar algunas ideas de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) para elaborar algunos consejos que espero que sean útiles:

  • Flexibilidad, creatividad. Conviene tomar distancia de la realidad que nos afecta, de los pensamientos que nos hacen tener el foco puesto permanentemente en esa parte de la realidad. En un segundo paso esa distancia debe poder permitir observar la propia realidad desde un punto de vista más global, más amplio, en el que el problema solo es una parte más. El objetivo debe ser no fundirse, no identificarse con ciertos pensamientos que nos hacen sentir rehenes de la parte dolorosa de nuestra realidad. Este ejercicio de flexibilidad nos permite tomar perspectiva cuando más lo necesitamos.
  • Enfrentar. Huir de la tentación de evitar todo lo que me recuerde el problema/cambio que he sufrido. Hablarlo, exponerse a lugares y/o personas puede parecer más doloroso que huir, pero justo consigue el efecto contrario. Paso a paso consigue alejarnos de las distintas maneras en la que el problema nos hace sentirnos mal. Buscar alternativas, otras soluciones que respondan a mis necesidades, aprender lo que sea necesario para vivir mejor en la nueva realidad son modos activos de enfrentar los problemas de nuestra vida. Y muchas veces la manera de superarlos.
  • Conectar con el momento presente. Al fusionarnos con los pensamientos relacionados con el problema dejamos de percibir el momento presente, puesto que éstos nos llevan al pasado o al futuro, que es el lugar donde se haya el dolor. Es cierto que debemos vivir teniendo en cuenta nuestras vivencias y nuestras expectativas, pero la vida transcurre en un presente en el que hay más cosas que problemas. como decíamos en el apartado anterior, hoy es donde podemos buscar soluciones, el espacio temporal en el que avanzar.
  • Reencuentro con los valores propios. En los momentos de confusión del conflicto puede ser sencillo olvidar o desorientarse con respecto de las cosas que nos son realmente importantes. Conectar con nuestros valores nos puede ayudar a culminar nuestros procesos de aceptación. Volver a lo esencial nos permite aclarar prioridades y, con ello, tomar perspectiva para encontrar soluciones que no permitan acercarnos a lo que valoramos, aunque no sea exactamente de la forma que queríamos.
Algún ejemplo.

Cuando una persona pierde la vista se desencadenan varios procesos que requieren de un gran esfuerzo por parte de la persona que debe convivir con esta situación. Aunque en ese momento la persona está mucho más preocupada por otras cosas, es muy importante observar las decisiones que toma en relación a cuanto tiempo va a estar peleándose con lo que no puede hacer, con lo que ha perdido. Es normal que haya muchas facetas de la vida que queden afectadas, pero ¿cual va a ser la actitud con la que enfrentarlas? Renegar, enfadarse, vivir amargado o comenzar poco a poco a aprender a vivir a ciegas. Como se trata de un proceso nada de esto sucede de un día para otro pero una de las claves que nos permiten entender en qué momento del proceso está la persona es la actitud con la que enfrenta la situación.

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