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El Barcelona y el Atlético de Madrid, entre la muerte por éxito y la gloria agonística

El fútbol, además de metrosexuales en pantalón corto, estarlettes de pechuga neumática y colegiados sin arbitrio, tiene estas cosas.

Con estas cosas me refiero que el mejor equipo del mundo hace dos meses puede entrar en crisis absoluta esta misma semana y que otro que estaba para apuntillarse en el descenso hace un trimestre puede convertirse ahora en el único con acceso a dos trofeos de prestigio.

Si, el Barcelona es ahora mismo, tras la enorme erección de la pasada temporada, un equipo futbolísticamente pitopausico. A pesar de su reciente resultado ante el Villareal, exhibe últimamente un juego morcillón, flaccido, se les ve que han leído el KamaSutra del balón, pero que les falla fuelle para ponerlo en práctica. Es como si tras tanto éxito hubieran perdido estímulo y estuvieran ya dispuestos a probar otras cosas: por ejemplo, la derrota. Guardiola se va a ver obligado de aquí al final de la liga a llenar el vestuario blaugrana de pornografía del éxito, muestras de gloria hardcore y sadomasoquismo goleador. Porque está claro que a sus chicos ya no les pone una victoria sin más. El riesgo es el hundimiento total bajo las ruinas de sus propios récords de hace menos de un año.

Y lo peor de todo. El obstáculo más duro al que les resta enfrentarse es el Valladolid de Javier Clemente. El Víktor Von Frankestein de Baracaldo ha logrado, con su chispa, que el cadáver pucelano ande. En las noches de tormenta, la afición blanquivioleta puede ver a Clemente en el balcón de su casa a orillas del Pisuerga, gritando con los brazos en alto: “Viveeeeeee, viveeeeee”.

El Vlladolid, la criatura revivida del dr. Frankenstein de Baracaldo, amenaza el futuro del FC Barcelona

El Valladolid, la criatura revivida del dr. Frankenstein de Baracaldo, amenaza el futuro del FC Barcelona

Claro que Clemente no es solo un Víkctor Von Frankestein del fútbol. Es también Mourinho antes de Mourinho. Es un experto en tácticas defensivas, en concentrar la presión mediática sobre su persona o su figura salvando a su plantilla, el inventor de las declaraciones explosivas, el amo de calentar un partido de manera que sirva para motivar a sus chicos. Mourinho es un cadete comparado con Clemente. Y si algo necesita Javi ahora es salvar al Valladolid, ganar al Barcelona y reverdecer su prestigio. Y gritar “Viveeeeee” pero en referencia a su propia carrera. Lo puede hacer.

El caso contrario es el del Atlético de Madrid. Los colchoneros han vivido al filo del abismo. Como les gusta. Y ahora, apesar de su derrota liguera ante el Sevilla, están en dos finales a las que han llegado de manera agónica: la de la UEFA y la de la Copa. Agonizando en cada partido. Tras tanta agonía están más vivos que nunca.

Estás, además de los metrosexuales en pantalón corto y las estarletes de pechuga neumática, son las cosas del fútbol. Otro día les contaré del Fulham, el equipo inglés que se enfrentara al Atelético por la UEFA y que cuenta con Bobby Zamora, el Gaizka Tokero británico.

Un fin de semana de motines y Malamadres

Ha sido el fin de semana de “Celda 211”. Un fin de semana de motines, Malamadres y comportamientos patibularios. El fútbol y el baloncesto anticiparon el éxito del gran largometraje protagonizada por Luis Tosar.

Como la peli triunfadora en los Goya, el viaje del Athlétic a Villareal terminó en follón. No hubo pinchos, incendios ni barricadas, pero fue lo único que faltó. Eso si, el preso de verdad fue el fútbol.

Solo faltó este en los instantes finales del Athlétic-Villareal

Solo faltó este en los instantes finales del Athlétic-Villareal

Ninguno de los dos equipos lo sacó siquiera al patio de los paseos, lo mandaron a la celda de castigo, y ahí permaneció, víctima de los malos tratos que se daban al balón y del juego subterraneo habitual en las galerías de reclusos peligrosos.

El juez de vigilancia futbolaria acertó poco y mal. Y terminó mandando a la galera de los vestuarios al local Godín y los rojiblancos Orbaiz y Javi Martínez. Ahí penarán a la espera de que el gobernador del estado les indulte o tengan que cumplir sus penas íntegras. Eso si, parece que el Athlétic persiste en arrastrar la cadena perpetua que lleva desde que doblegara al Real Madrid. Y, días antes de recibir al Anderlecht, los de Castellón les han dicho: ¡Ande leches vaiiiis, criaturas¡ Tendrán que mejorar la conducta.

El motín más inesperado tuvo lugar en el Vicente Calderón, esa institución donde siempre están presas las emociones más contradictorias. Un Atlético de Madrid que apela a la libertad condicional de la Copa para poder viajar a Europa, lejos del chabolo, se rebeló frente al todopoderoso Barcelona. Esta servidora, debido a la ciclotimia congénita de los colchoneros, pronosticó una paliza azulgrana, pero, como la paloma de los versos, me equivoqué, me equivocaba.

El partido evocó una revuelta carcelaria desde el minuto uno. Los locales eran conscientes de que al Barcelona le faltaba personal antidisturbios suficientemente preparado para sofocar insurrecciones. Hasta Chigrinsky se había lesionado durante la semana y el alcalde Guardiola se había visto forzado a recurrir a pipiolos de la academia. Eso se acentuó tras el tirón de Keita a nada del pitido inicial. Reyes, un tipo avezado en sacar provecho de las movidas en los bajos fondos, y con contactos en todo el ataque Atlético, reventó la zona de escudos azulgrana. El andaluz se convirtió en un Vaquilla con botas. Nadie, ni siquiera el comandante Xabi, pudo evitar la fuga de puntos.

El otro motín lo protagonizaron los hombres del negro del griego Katsikaris. Tomaron el fortín del Real Madrid, escaparon del chapeo de la derrota continua, y exigieron una victoria como rescate. Así, el Bizkaia Bilbao Basket toma aliento, y le da sal a una ACB que era presa de la monotonía. Cayeron los muros y las redes de las canastas.

Ya les digo, un fin de semana de cine.

El país Atlético de Madrid y Spirou-De Gea, el botones que ascendió portero

Me ha dado por pensar en el Atlético de Madrid. Si, fíjense lo que son las cosas. El Barcelona presume de ser más que un club, el Real Madrid de ser reflejo de un modo grandioso de hacer las cosas, el Athlétic de su filosofía…pero ¿y el Atlético de Madrid?.

Un país en el Manzanares

A lo mejor, mirándolo con detenimiento, resulta que el club colchonero es el perfecto reflejo del país en el que se encuentra. Hace unos años subió como la espuma en las alas de la especulación inmobiliaria uno de cuyos exponentes fue el finado Jesús Gil. Anunció el final de la burbuja del ladrillo con su descenso a segunda. Volvió a primera encubriendo lo que restaba del ladrillo con la figura de un productor cinematográfico, o sea, Enrique Cerezo.

Pero desde entonces es un equipo ciclotímico. Pasa de la depresión a la euforia en cuestión de segundos. Ahora tiene el crédito de su andadura en la Copa, pero las dudas de sus resultados en el torneo de la regularidad que le mantienen lastrado. Los rojiblancos madrileños oscilan entre el éxito y el crak. Existen los mismos indicios para hacerse colchonera mañana mismo, que para darse de baja en las próximas 24 horas.

Se trata de un club con demasiada deuda, proyectos inmobiliarios ralentizados, una plantilla justita en la que abunda el absentismo, fichajes dudosos y un entrenador curado de espanto. Incluso ha pasado fases de división entre su afición. El club tiene vocación de estar entre los grandes, sin embargo su juego a veces se ve superado por otros más modestos. La descripción es casi calcada a la de cierto país. Me dirán ustedes si la cosa no da para una tesis doctoral. Y más aún teniendo en cuenta que dispone de Reyes para solventar algunos compromisos. Calcado.

Spirou futbolista

Spirou futbolista

Peras mentales aparte, me llama la atención el nuevo fenómeno colchonero. David de Gea. Se trata de un portero de 19 años que lleva semanas en el primer equipo y que ha desplazado a otro portero de su misma edad que fue vendido como un gran fichaje. Ya hay comentaristas que piden su internacionalidad absoluta. Es para no creérselo.

Spirou-De Gea

Esta servidora de ustedes le ha visto. Y creo que se trata de un buen portero. Alto, tranquilo, seguro y frío. Parece que estoy describiendo el combi de mi casa. Pero su irrupción supone un problema para el Atlético. ¿Qué hacer con Sergio Asenjo? Ninguno de los dos guardametas es un veterano treintaañero con el sosiego suficiente para aguantarse en el banquillo y vivir de los réditos solucionando problemas puntuales. Ambos tienen su carrera por delante y no por detrás, entiéndanme bien. Y eso produce ansia viva.

Este dilema, y la exaltación de De Gea, forman parte de la identidad ciclotímica del club. Por cierto, si una tuviera que valorar alguna de las virtudes de De Gea por encima del resto, sin duda, subrayaría los nervios de acero. Una persona normal que trabajara de guardameta en el Atlético de Madrid ya hubiera atentado contra la integridad física de Luis Amaraldo Perea, el central que debiera jugar de extremo derecho, cuanto más lejos de su propia portería mejor. Perea la arma parda al menos una vez por partido. Quizá sea una cuestión de confianza, pero sólo le falta ponerse celebrar brazos en alto el próximo gol que meta en propia puerta. O pedir a algún delantero rival que se desmarque al hueco, que él se la pasa. Un portero con un sistema nervioso capaz de sobrevivir a un defensa como Perea por delante, tiene mucho futuro o muy pocas pulsaciones. Y De Gea sigue ahí.  Una cuestión: en nuestro paralelismo anterior ¿quién sería De Gea y quién Perea? ¿Y quién Sergio Asenjo?Ahhhh, mójense, mójense.

El portero del Atlético, vestido de botones de hotel

El portero del Atlético, vestido de botones de hotel

Antes de despedirme, un detalle, el chico es un nuevo jugador de dibujos animados. ¿Les suena el personaje Spirou?. Pues el nuevo portero del Atlético es su clon. O al revés.Lo que manda narices es que Spirou era botones, o sea, el tipo que está en la puerta de un Hotel recogiendo los recados. Y ahora es portero, el siguiente paso en el escalafón hotelero. Va como un tiro. A lo mejor llega a ministro.