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La explicación al burdo rumor: el Llorente que firmó ayer por el Arsenal debió ser el de la Real Sociedad

Al final resulta que fue más fácil ganar a Esperanza Aguirre que al Barcelona. El Athletic no pudo con el Barça, pero la afición rojiblanca quedó por encima de todo.
Aún, a estas horas, algún fenómeno sigue por los bares de Malasaña y Huertas, tarareando el himno del Athletic y coreando aquello de “Ni Barça, ni Madrid”. A los que les ha ocurrido lo mismo pero siguen en algún local de Chueca, han mandado sms a casa diciendo que no les esperen hasta después del 28 de junio. Así es la vida. Eso si, los auténticos profesionales de la celebración futbolera se quedaron de camino, pararon en Miranda de Ebro y se sumaron al fiestón del ascenso del Mirandés.

De bajona

La cosa es que la parroquia de San Mamés ha pasado en dos semanas de la mayor de las euforias a una especie de melancolía muy parecida a la que caracteriza a los pequeños accionistas de Bankia. Los bares han dejado de vender cerveza y kalimotxo como si ya hubiera llegado la era de la desertificación mundial y, desde el domingo, han acabado con las reservas de manzanilla y tila.

El presidente del Athletic Club, Josu Urrutia, vestido para negociar el traspaso de Fernando Llorente (Por Asier, en Deia)

El presidente del Athletic Club, Josu Urrutia, vestido para negociar el traspaso de Fernando Llorente (Por Asier, en Deia)

La bajona es criminal en Bilbao. Hoy me he fijado…y el arco de San Mamés está fláccido, con la zona curvada hacia abajo. Échenle un ojo. La gente se da palmadas en la espalda como en un enorme sepelio. Sólo falta publicar una esquela por “Doña Ilusión Rojiblanca”. La palabra “gabarra” se ha vuelto tabú. Un señor mayor con problemas en la dentadura fue expulsado de un café por pronunciar dudosamente “tabarra”.

Nerviosismo sobre Bielsa y Llorente
Pero lo peor es el estado de nerviosismo sobre Bielsa y algunas de las estrellas de la plantilla. A lo largo de hoy se ha desarrollado en el botxo un fenómeno que encaja en la teoría perfecta del rumor. Se daba por hecho que Fernando Llorente había fichado por el Arsenal. Incluso por el Chelsea. Y hasta por el Inter. Compañeros nuestros habían recibido la convocatoria de una rueda de prensa en la que el delantero riojano iba a anunciar que dejaba el Athletic. Algunos hasta habían estado en esa rueda de prensa: que había sido ayer. Varios tenían declaraciones de un camarero que había atendido a Arsene Wenger este fin de semana en varios restaurantes de Bilbao a la vez. Es más, incluso los había a quienes Wenger les había dicho que venía a fichar a Llorente, Javi Martínez, De Marcos y Aitor Ocio. A Ocio le quería sólo para hacer anuncios.
En otros lugares era al técnico del Chelsea, Di Matteo, al que habían servido un plato de salpicón de marisco. Venía con la carta blanca de Abrahamovich para fichar a 30.000 aficionados de San Mamés porque son lo mejor del equipo.

Llorente, el burdo rumor
Pero lo del rumor de Llorente es cierto. Todo el mundo en Bilbao sabe a qué hora y en qué hotel iba a ser su última rueda de prensa como rojiblanco. Esto revela el auténtico estado de ánimo de la afición del Athletic. Hace un mes, si a un forofo le hubieran dicho que el Arsenal iba a fichar Llorente, la respuesta hubiera sido: “pues me parece bien, porque tampoco juega mucho en la Real Sociedad y parece que el club le va a dar la carta de libertad a Joseba ¿no?”.
Sin embargo, a lo largo de todo el día de ayer, el rumor del adiós de Llorente se ha hecho casi sólido. Algunos hasta le han visto con la camiseta del Arsenal.
Por cierto ¿es verdad que Joseba Llorente va al Arsenal? ¿eh? ¿o no?

La explicación al burdo rumor: el Llorente que firmó ayer por el Arsenal debió ser el de la Real Sociedad

Al final resulta que fue más fácil ganar a Esperanza Aguirre que al Barcelona. El Athletic no pudo con el Barça, pero la afición rojiblanca quedó por encima de todo.
Aún, a estas horas, algún fenómeno sigue por los bares de Malasaña y Huertas, tarareando el himno del Athletic y coreando aquello de “Ni Barça, ni Madrid”. A los que les ha ocurrido lo mismo pero siguen en algún local de Chueca, han mandado sms a casa diciendo que no les esperen hasta después del 28 de junio. Así es la vida. Eso si, los auténticos profesionales de la celebración futbolera se quedaron de camino, pararon en Miranda de Ebro y se sumaron al fiestón del ascenso del Mirandés.

De bajona

La cosa es que la parroquia de San Mamés ha pasado en dos semanas de la mayor de las euforias a una especie de melancolía muy parecida a la que caracteriza a los pequeños accionistas de Bankia. Los bares han dejado de vender cerveza y kalimotxo como si ya hubiera llegado la era de la desertificación mundial y, desde el domingo, han acabado con las reservas de manzanilla y tila.

El presidente del Athletic Club, Josu Urrutia, vestido para negociar el traspaso de Fernando Llorente (Por Asier, en Deia)

El presidente del Athletic Club, Josu Urrutia, vestido para negociar el traspaso de Fernando Llorente (Por Asier, en Deia)

La bajona es criminal en Bilbao. Hoy me he fijado…y el arco de San Mamés está fláccido, con la zona curvada hacia abajo. Échenle un ojo. La gente se da palmadas en la espalda como en un enorme sepelio. Sólo falta publicar una esquela por “Doña Ilusión Rojiblanca”. La palabra “gabarra” se ha vuelto tabú. Un señor mayor con problemas en la dentadura fue expulsado de un café por pronunciar dudosamente “tabarra”.

Nerviosismo sobre Bielsa y Llorente
Pero lo peor es el estado de nerviosismo sobre Bielsa y algunas de las estrellas de la plantilla. A lo largo de hoy se ha desarrollado en el botxo un fenómeno que encaja en la teoría perfecta del rumor. Se daba por hecho que Fernando Llorente había fichado por el Arsenal. Incluso por el Chelsea. Y hasta por el Inter. Compañeros nuestros habían recibido la convocatoria de una rueda de prensa en la que el delantero riojano iba a anunciar que dejaba el Athletic. Algunos hasta habían estado en esa rueda de prensa: que había sido ayer. Varios tenían declaraciones de un camarero que había atendido a Arsene Wenger este fin de semana en varios restaurantes de Bilbao a la vez. Es más, incluso los había a quienes Wenger les había dicho que venía a fichar a Llorente, Javi Martínez, De Marcos y Aitor Ocio. A Ocio le quería sólo para hacer anuncios.
En otros lugares era al técnico del Chelsea, Di Matteo, al que habían servido un plato de salpicón de marisco. Venía con la carta blanca de Abrahamovich para fichar a 30.000 aficionados de San Mamés porque son lo mejor del equipo.

Llorente, el burdo rumor
Pero lo del rumor de Llorente es cierto. Todo el mundo en Bilbao sabe a qué hora y en qué hotel iba a ser su última rueda de prensa como rojiblanco. Esto revela el auténtico estado de ánimo de la afición del Athletic. Hace un mes, si a un forofo le hubieran dicho que el Arsenal iba a fichar Llorente, la respuesta hubiera sido: “pues me parece bien, porque tampoco juega mucho en la Real Sociedad y parece que el club le va a dar la carta de libertad a Joseba ¿no?”.
Sin embargo, a lo largo de todo el día de ayer, el rumor del adiós de Llorente se ha hecho casi sólido. Algunos hasta le han visto con la camiseta del Arsenal.
Por cierto ¿es verdad que Joseba Llorente va al Arsenal? ¿eh? ¿o no?

Terry, el defensa que confundió el inglés con las ingles

John Terry está a punto de contagiarse del síndrome Tiger Woods. El central del Chelsea, que lo es desde que le empezaron a salir los dientes y decidió saltárselos a los demás, puede perder la capitanía de la selección inglesa de fútbol y quizá el mundial por una asunto que nada tienen que ver con su juego. Una, que es muy mujer, se pregunta si esto es lo justo.

John Terry, puede dejar la capitanía de su selección por un problema de ingles

John Terry, puede dejar la capitanía de su selección por un problema de ingles

Terry es un tipo de cerca de 1,90 y duro como el rostro de un concursante de Gran Hermano. Es tan duro que uno de sus apodos es The Terrific, El Terrible. Si una cosechadora amenazara el área del Chelsea o de la selección inglesa, Terry sería capaz de tratar de zancadillearla. Después de perder las piernas intentaría tumbarla a codazos. Así es Terry, un futbolista que debe tener en su casa muestras de ADN de todos los delanteros importantes del momento, sacadas de trozos de piel que se le han quedado pegados en los tacos de las botas. Además, se trata de un defensa rápido, absoluto dominador del juego aéreo, ambicioso a la hora de buscar el gol y capaz de salir con el balón jugado. Se le puede llegar a amar si se olvida que cada vez que se enfunda una camiseta azul o blanca se convierte en un saco de malas pulgas que no conoce ni a su abuelita. Ni a la de él ni a la de nadie. Sobre el césped se transforma en una especie de Kiko Matamoros en pantalón corto.

Con todo, Terry ha ganado una cantidad de premios individuales y colectivos que le convierten en uno de los futbolistas británicos más galardonados en activo, quizá únicamente por detrás del eterno Giggs. Claro que para Terry eso no cuenta, Giggs es galés, y eso para un londinense de pura cepa…

Un problema de ingles

Bueno, pues resulta que a El Terrible, a sus 29 años, le puede apartar del fútbol un problema de ingles. Y no me refiero a una lesión de abductores. Terry fue nombrado en 2009 “Papá del Año” en Inglaterra. Entonces no se sabía realmente que había mucha gente que le llamaba “papi” en la intimidad. Una de ellas Vanessa Perroncel, señorita de apellido prometedor, nacionalidad francesa y modelo de ropa interior… exnovia de Wayne Bridge, jugador del Manchester City, internacional inglés, examigo de nuestro protagonista y ahora enemigo íntimo. Digamos que El Terrible es un hombre casado, padre de gemelos. Por cierto, no está casado con Vanessa Perroncel.

La sociedad inglesa, siempre protestante y bien pensante antes de entrar a los pub, se ha echado al cuello de Terry a la vez que la esposa de este se ha ido a Dubai. La señora Terrible puede que no encontrara un vuelo a otro lugar más lejano. Por suerte para el futbolista, su entrenador en el Chelsea es un italiano presumiblemente católico, Carlo Ancelotti, el hombre que habla inglés como si estuviera masticando croquetas de lana. Y el seleccionador nacional también, Fabio Capello, el hombre que maltrata a Shakespeare con el mismo entusiasmo que hace unos años manifestó respecto a Cervantes. Estos dos papistas pueden proteger la carrera futbolística de Terry. Como buenos católicos creen en la confesión y el perdón de los pecados. Y como entendedores del fútbol saben que no encontrarían otro central como Terry en todas las islas, aunque lo buscara Sherlok Holmes.

Por mi parte, y miren que soy mujer, tengo la convicción de que de la carrera de alcobas de El Terrible, puede que conocido como El Dulce entre las sábanas, deben opinar la señora Terry y, en menor medida, Wayne Bridge y Vanessa Perroncel. Se trata de una cuestión personal.

Estaría bueno ahora que a los futbolistas los retiraran lesiones morales. O que tuviera que haber un pastor anglicano o un asistente social al borde de los terrenos de juego para tratar a los descarriados de sus lesiones morales. “Tengo una contractura en la fidelidad matrimonial, predicador, bendígame y écheme agua bendita para que pueda seguir en el partido” dirían los pobres lesionados.

El gran George Best debe estar revolviéndose en su tumba. De risa. Lo de Terry él lo podría hacer un lunes por la mañana, coincidiendo con la hora del entrenamiento.

Cómo son estos ingleses para lo que quieren.