El Athlétic y la Real Sociedad padecieron unos problemillas de protocolo a principios de esta semana.

A los bilbaínos les sucedió en la Gala Nacional del Deporte, que se celebro en el Teatro Arriaga del Botxo, organizada por la Asociación de Periodistas Deportivos. Les aclaro que un periodista deportivo no es aquel que se toma con deportividad el que le pisen una exclusiva. No. Periodista deportivo es aquel que se ocupa del deporte. Y todos estaban en el Arriaga. ¿Todos? Tampoco. Esta servidora de ustedes tuvo un problema de protocolo y no pudo ir. Concretamente con el protocolo de mantenimiento del suministro de gas en mi apartamento. Vino el técnico y todo se fue complicando. Otro día les cuento.

La cosa es que el Teatro Arriaga, esa caja de bombones donde los bilbaínos celebran sus actos más cool, reunió a la creme de la creme del deporte. Estaba Edurne Pasabán, a la que este año le dan una media de 2,5 premios al día. Estaba Vicente del Bosque, Angel María Villar, Toni Elías y así hasta el utillero suplente de la selección de fútbol, representantes de la selección de fútbol sala, la de skeleton, la de petanca, badmington… Faltábamos Santiago Segura promocionando Torrente 4 y yo. El protocolo tenía prohibido el uso de las palabras “Puerto”, que había que sustituir por pantalán,  y “Galgo”, a reemplazar por perro flaco en el que todo son pulgas.

El presidente del Athlétic, Fernando García Macua, abandonando el Teatro Arriaga tranquilamente tras haber tenido un problema con la reserva de su asiento en la Gala del Deporte

Antes de que empezara la Gala, que es como una fiesta de entrega de premios de los pueblos de toda la vida, pero con el chic de lo francés, por eso es “gala”, el presidente del Athlétic, el euskocés Fernando García MacCuá, fue a sentarse en su silla. En las galas la gente es muy quisquillosa con eso del asiento aunque no haya canapés ni nada, porque queda feo que un señor muy importante ande de asiento en asiento como si se tratara de alguien que se ha colado al cine con una entrada de otro día en una sesión numerada. Digamos que resulta “embarazoso”. Embarazoso es la palabra protocolaria. La palabra normal es “putada”.

Pues según parece, MacCuá se sentó en la silla que ponía “Reservado para el señor MacCuá”. Y luego, alguien de la organización le informó que no. Que aquello no quería decir MacCuá, que quería decir otra cosa. Por ejemplo “Cerezo”.

El presidente del Athlétic es abogado, lo que siempre levantará una nube de sospecha sobre él, pero eso también indica que el hombre sabe leer. MacCuá, que en su casa solo permite que le levanten puntos, pero el culo, eso si que no, alegó que si se alzaba era para irse a su casa. Podía haber venido a la mía a terminar de solventar el follón del protocolo del gas.

Y fue lo que hizo. No vino a mi casa, llamó al resto de los representantes del Athlétic y les dijo: Aquí no hay Casera. Y Jabo Irureta, un cachondo como todo el mundo sabe, respondió: Pues si no hay Casera, nos vamos. Así fue cómo el Athlétic no estuvo presente en la noche de la Gala del Deporte que se celebró en Bilbao.

Me pregunto si el que si que estuvo fue el marajá de la anchoa, el señor Alí, nuevo del Rácing, ese amante del protocolo. Porque lo mismo abucheó a todos los premiados no santanderinos.

Vale, dejemos el asunto. La Real Sociedad, por su parte,  padeció una falta de protocolo del Deportivo de Lotina. Los gallegos fueron unos malos anfitriones que no permitieron que los donostiarras se llevaran los puntos. Cosas que pasan.