2 de abril de 2010
Por fin en Katmandu!. El comienzo no ha sido fácil. Primero el viaje, 30 horas entre coche, vuelos, esperas en aeropuertos, tramites y colas en la frontera… Tantas horas mal durmiendo y respirando aire acondicionado han hecho que el catarro con el que Salà de casa se ponga muy contento. Katmandú es un caos de trafico, pitidos, humo apestoso, basura tirada por todos lados. Salir a esa selva medio dormido y medio enfermo marea que no veas.
Para rematarla hoy hemos echado prácticamente todo el dÃa en la agencia negociando. Salen con lo que donde dije diego digo dije y nos quieren cobrar mas por todo, quitarnos uno de los generadores solares… y todo ello a ritmo de tenemos toda la vida para hablar. Al fin y al cabo ellos ya tienen Katmandu muy visto.
Asà que de turismo de momento nada, todo trabajo. Esperemos poder mañana. Me relaja un poco el que ya lo conozco, pero eso mismo también me agobia, porque sé lo que me estoy perdiendo.
También tengo buenas noticias. Todo fluye a la perfección con mis dos compañeros Alfredo Garcia y Pedro Garcia. Creo que nos vamos a llevar bien. Pedro es un monstruo. Sin hacer ruido y sin que casi nadie lo sepa, Pedro ha estado en veinte expediciones. Ha subido siete montañas de siete mil metros y cuatro ochomiles, pero hay que sacárselo con sacacorchos, nada de pavonearse. Cuando me unà a ellos sabia que tenia experiencia, me habÃa dado cuatro pinceladas de su currÃculo pero no lo conocÃa (y sigo sin conocerlo) entero.
El que alguien tan fuerte lleve porteador y no renuncie al uso del oxigeno si fuera necesario, me da que pensar. He infravalorado al Everest?, Podré?.
Vamos a compartir el permiso con dos alemanes y un francés. Todos ellos llevan oxigeno y un porteador por cabeza. ¿ Me habré pasado poniendo el listón tan alto?