1 Kategoria / CategorÃa 1
Aitor Manso
Miguel Gutierrez
Arnau Dardans
Escuderia Agurain
Fotos: Ibaiurrutiaphotopgraphy
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Aitor Manso
Miguel Gutierrez
Arnau Dardans
Escuderia Agurain
Fotos: Ibaiurrutiaphotopgraphy
eitb.com tiene nuevo blog para seguir los viajes y aventuras del montañero y deportista Alex Txikon. Os paso su último post y la dirección para seguir su última aventura (blog Alex Txikon):
El ABC Team ya descansa en el Campo Base. Ayer, el mal tiempo no les dio más opción que la de bajar al campo base de nuevo. A pesar de no continuar el ascenso hasta los 7.000 mtal y como tenian previsto, con la noche que han pasado en el Campo 1, han podido completar ya la aclimatación. Por tanto, satisfacción del equipo con el trabajo realizado.
Broad Peak 2010: Iñurrategi, Zabalza y Vallejo siguen fieles al estilo alpino y eso han querido subrayar en la rueda de prensa que han ofrecido a su regreso del Broad Peak.
Tras regresar de su aventura del Everest, visiblemente más delgado y con los dedos vendados, hemos recibido la visita de Josu Ortubay en Plaza Nueva.
Escucha la entrevista en la que nos cuenta su experriencia de haber intentado conseguir su sueño:
Lo bonito son las historias, no las noticias, y las historias hay que acabarlas. Con la urgencia de las evacuaciones y demás hasta ahora no habÃa tenido posibilidad de contar como vivà el intento de cima. Ahora que estoy en sandalias en Katmandú es el momento.
Por cierto, los austriacos no encontraron a Irving, que sigue guardando su secreto. Ralf Gerlinde renunciaron a intentar el corredor Horbein por sus malas condiciones y vinieron por la normal de la cara norte. Gerlinde subió, y de esta manera le queda solamente el K2 para ser la primera mujer en coronar los 14 ocho miles sin oxigeno ni ayuda de sherpas. Un gigante del Himalayismo como Ralf, no salió el dÃa de cima, porque estaba tosiendo demasiado y vomitando. El otro monstruo, Silvio Mondinelli, también hizo cima sin oxigeno, aunque parece ser que sufriendo como humano.
He hecho nuevos amigos. He conocido grandÃsimas personas y algún gran mezquino. He aprendido de montana y sobre todo ha aprendido mucho de mà mismo.
MuchÃsimas gracias a todos por el apoyo y cariño recibidos. Me ha sido completamente imposible responder a casi nadie. Intentaré empezar a devolverlos poco a poco, pero creo que estaré toda la vida en deuda. Gracias es poco.
Dedico esta aventura a todos los que anhelan vivir una aventura asÃ, pero tienen que conformarse con soñar con las de los demás.
Tengo que levantarme a las cinco de la mañana. Vestir a Pedro, darle de desayunar. Impresiona su indefensión. Alfredo y él abandonan el Campamento de urgencia, pero por su propio pie, que es la única manera de salir de aquà si no es a arrikotes. Todo el dÃa me queda la labor de hacer los bidones, recuperar el material posible y organizar la evacuación. Mañana vienen los yaks a recoger los bidones.
Todas las expediciones se están yendo. Somos casi los últimos. Todo el bacalao está vendido. Nieva todo el dÃa y es muy complicado hacer los bidones. Todo se guarda mojado. Luna enorme. Paisaje de melancolÃa. El Everest impasible, ajeno a estas mÃnimas historias humanas.
Al salir de la tienda me encuentro al sherpa de los alemanes. Me dice que mis amigos han hecho cima y que han dormido en el C.3. Me alegro mucho por ellos. Yo sigo bajando tirando de todas las reservas. De nuevo hago en la bajada tiempos de subido.
Cuando estoy llegando al C.B.A. me cruzo con cuatro sherpas que dicen que estar yendo a rescatar a dos españoles. Solo pueden ser Pedro y Alfredo, no hay mas españoles por aquÃ. Sin embargo Temba me ha dicho que están bien. El agotamiento no me permite entender nada. Que pasa?, Quien les ha avisado?.
Cuando llego al C.B.A. llamo a Vitoria e inmediatamente me preguntan por ellos. Sigo sin entender gran cosa pero ya asumo que algo ha pasado. Y como lo saben ya en casa? A partir de aquà la angustia de las noticias permanentemente cambiantes y muchas veces contradictorias. Que si Pedro tiene congelaciones graves, que si no son tan serias, que si han salido otros 10 sherpas al rescate, que si Alfredo sobrevivirá al adema… horroroso. Hasta que muchas horas después un sherpa habla con el walkie delante mÃo con otro sherpa que esta con ellos y me confirma que están en el C1 y su estado, no llamo a Maider, la mujer de Pedro.
Entre tanto van llegando los demás. Los dos alemanes Rolf y Andreas, el francés Ned con los que compartimos campamento. Este dÃa lloramos todos. Se puede llorar de agotamiento. Se puede llorar de alivio al sentirse por fin a salvo, se puede llorar de alegrÃa tras haber hecho cima, se puede llorar de angustia por los compañeros que no bajan, se puede llorar de sobrecogimiento al sentir que fácilmente pudieras haber sido tu, se puede llorar de emoción cuando por fin llega el compañero en problemas, o por todo ello a la vez
Entre noticia y noticia contradictoria, consigo serenarme y pensar que puedo hacer. Voy a tratar de que al menos haya un medico aquà cuando bajen. Aprovechando la confianza adquirida con Kari Kobler, le pido ayuda. Inmediatamente manda un medico a nuestro campo a esperarles, me ofrece botellas de oxigeno para que pasen esa noche, incluso pone sus sherpas a mi disposición por si fuera necesario bajarlos en la espalda esa misma noche al Campo Base Chino, lo que haga falta . Mira por donde al final solo puedo estarle agradecido.
Como a las 7 de la tarde llega Pedro escoltado como por 8 sherpas. Dos horas mas tarde lo hace Alfredo con otros 4. Como a las 12 de la noche acaba el dÃa mas largo de mi vida, que en realidad son tres ininterrumpidos.
El dÃa comienza en realidad la vÃspera a las diez de la noche. Alfredo y Pedro salen con oxÃgeno como un cuarto de hora antes que yo. Como no vamos a seguir el mismo ritmo, ni modo.
Cuando salgo las sensaciones son malas desde el principio. Ya lo eran la vÃspera y no he descansado. Cuando llevo hora y media caminando decido darme la vuelta. Tengo los dedos de las manos preocupantemente frios. Estoy a 8400 metros y está claro que no voy a llegar. Puedo forzar y subir algo más, sólo para poner en riesgo mis dedos.
Al empezar a bajar me doy cuenta de cuan afortunada ha sido mi decisión, puesto que para bajar es cuando el crampón se manifiesta completamente inútil, cuanto más hubiera subido peor.
Hacia la 1 de la madrugada llego de vuelta al C.3. Lo normal hubiera sido esperar ahà a mis compañeros, pero para eso faltan al menos 15 horas y si espero ese tiempo, en esa tienda y sin saco para cuando bajen más que una ayuda seré un problema. Asà que empiezo a bajar del tirón.
La bajada hacia el C.2 es una odisea. La nevada que esta cayendo entierra la cuerda fija. Sin crampón y con nieve polvo, si no me caigo  60 veces no me caigo ninguna. En esas estoy cuando alcanzo a un sherpa que también baja. Va casi parado por que se ha quedado sin luz. Hacemos equipo, yo pongo la luz y el va desenterrando la cuerda.
Hacia las 8 de la manana llego al C.2, a nuestra tienda ocupada. Es decir, tardo mas en bajar que en subir. Aquà no hemos dejado nada, asi que no puedo fundir nieve. Duermo una hora sin saco y sigo hacia el C.1. Tras otras innumerables caÃdas llego a el hacia las 2 del medio dia. En teorÃa tengo tiempo de bajar hasta el Campo Base Avanzado. Pero no tengo fuerzas. Prefiero quedarme aquà ya si fundiendo nieve, aunque sin mas comida que barritas.
Subida del C.2 al C.3. La suerte me acompaña. La primera mitad de la subida es un terreno mixto que se hace fácilmente sin crampones. Pese a todo voy mal desde el principio. Voy como desmotivado y sin fuerza. Me quedo el último y varias veces me dan ganas de tirar la toalla, supongo que es porque en el fondo sé que adónde voy con el crampón roto. El recuerdo de los innumerables apoyos que me enviáis ayuda mucho.
Por fin comienza la nieve y el momento decisivo. Me calzo los crampones y ¡mira!, funciona. No me lo puedo ni creer. Sigo más animado, hasta que hacia las cinco de la tarde llego al C.3, que está situado en las mÃticas bandas amarillas a 8.300 metros. Toda la historia de éste monte salta a la vista, el segundo escalón… La cabeza del Everest se ve aquà mismo, como el Anboto desde Zabalaundi. Sólo hay cinco montañas en el mundo que superen ésta altura, y he llegado aquà con mochila.
La idea es montar aquà una tienda para pasar unas cinco horas derritiendo nieve, y descansando antes de seguir hacia cima, lo que significa afrontar una previsible jornada de unas 20 horas pateando, sin dormir y habiendo mal dormido las tres noches anteriores. Afortunadamente para cuando llego la tienda ya la ha montado Alfredo con ayuda de su sherpa, pero está en cuesta sobre un pedregal, la cremallera no cierra y la nieve se cuela dentro. Vamos que las cinco horas sirven para hacer lÃquido, pero no para descansar, y sà para quedarse ya bastante frÃo.