Daniel Pennac es uno de los grandes escritores franceses actuales. Como narrador ha dejado en la memoria la saga de la familia Malaussène, una curiosa mezcla de narrativa negra y novela de costumbres, no exenta de humor, que ha fascinado a todo tipo de lectores en media Europa. Como ensayista nos ha deleitado y nos ha hecho pensar con obras como Mal de escuela y Como una novela, dos libros basados en su experiencia como profesor de literatura en un instituto de la periferia de París.

En Diario de un cuerpo que ha publicado Mondadori cuenta la historia de un tipo -un intelectual francés que fue un héroe de la Resistencia durante la II Guerra Mundial y que alcanzó puestos muy altos dentro del funcionariado galo- que desde los doce años decide escribir un libro de memorias basado no en los sentimientos, no en el espíritu, en sus vivencias y sus necesidades, sino en el cuerpo, en los cambios físicos que los diferentes avatares de la vida producen en nuestro organismo. Así veremos aparecer los miedos de la niñez, la búsqueda del nuevo cuerpo en el tiempo de la adolescencia, el dolor por la muerte del padre y su niñera, el despertar sexual, las penalidades de la Resistencia, la pasión amorosa incontrolable, la aparición de los hijos, las primeras enfermedades, la presión del trabajo, el redescubrimiento del mundo gracias a los nietos, el adiós lánguido del deseo, el abatimiento del cuerpo, la pérdida de la memoria, la agonía de la muerte.

Una vida en fin, contada de otra manera, sin las reflexiones existenciales al uso, solo el impacto que sobre el cuerpo tienen nuestras vivencias. Aunque claro, el autor hace una pequeña trampa, porque para explicarlo todo junto al diario se adjuntan unas cartas del protagonista a su hija que completan el mosaico de una vida y lo hacen más inteligible.

Una novela elegante, profunda, brillante, a ratos alegre y a ratos triste, escrita con una precisión asombrosa. Una novela Pennac.

Enrique Martín