Archivo por meses: junio 2019

Mujeres al poder literario

Este fin de semana  del 22 y 23 de junio de 2019 en Pompas de Papel recibimos a Miren Agur Meabe que ha vuelto a los mundos de la novela Kristalezko begi bat con el volumen de relatos Hezurren erretura, en los que su vida, o la vida de alguien que se le parece, se transforma en materia literaria. Además comentamos otros dos libros interesantes: Cambiar de idea, honesta y dolorosa reflexión sobre el feminismo de la vizcaína Aixa de la Cruz, y Errantes novela criminal de la argentina de origen vasco Florencia Etcheves. También recomendamos el cómic Parentesco, basado en una impresionante novela de la estadounidense Octavia Butler, la poesía de la española Irene G. Punto y el volumen infantil del guipuzcoano Juan Kruz Igerabide Arkakusoa/La pulga. Y como siempre tuvimos reseñas de novedades, espacios creativos y el concurso.

Sábados a las cuatro de la tarde y domingos a las doce de la noche, Pompas de Papel, el club de los libros y los lectores de Radio Euskadi, desde hace más de treinta años. Pincha y disfruta.

El tocho. Los no lugares del francés Marc Augé

El lugar y el no lugar son más bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado, y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se inscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y la relación. Pero los no lugares son la medida de la época, medida cuantificable y que se podría tomar adicionando, después de hacer algunas conversiones entre superficie, volumen y distancia, las vías aéreas, ferroviarias, las autopistas y los habitáculos móviles llamados “medios de transporte” (aviones, trenes, automóviles), los aeropuertos y las estaciones ferroviarias, las grandes cadenas hoteleras, los parques de recreo, los supermercados, la cadena compleja, en fin, de las redes de cables o sin hilos que movilizan el espacio extraterrestre a los fines de una comunicación tan extraña que a menudo no pone en contacto al individuo más que con otra imagen de sí mismo”.

Este es un párrafo de Los no lugares. Espacios del anonimato, de Marc Augé. Publicado en 1992, este breve pero revelador ensayo, intenta realizar, tal y como indica el subtítulo, Una antropología de la sobremodernidad. Expresión esta que le sirve al autor, el antropólogo francés Marc Augé, para caracterizar nuestra época y de paso, polemizar con otros pensadores, como el sociólogo Lipovetski y su hipermodernidad, o el filósofo Lyotard y sus acólitos, que establecieron, con mucha fortuna, el discurso de la posmodernidad.

Para Augé el problema de nuestra sociedad es que está basada en el exceso, que está sobre-dimensionada (de ahí el concepto de sobremodernidad) en tres aspectos fundamentales: en el tiempo, con la superabundancia de acontecimientos noticiosos diarios, que nos impulsan a vivir en un tiempo acelerado, una especie de presente continuo; en el espacio cada vez más amplio, recorrido por los individuos merced a la proliferación de viajes intercontinentales (aunque correlativa y paradójicamente el planeta parezca cada vez más achicado); y por último, en la esfera más íntima, la del yo, objeto continuo de todo tipo de referencias individualizadas.

A esta sociedad sobremoderna le corresponde una nueva concepción del lugar. Los lugares antropológicos, tradicionalmente, se caracterizaban por ser fijos y estables, generadores de identidad y de relaciones culturales. En nuestra sociedad esa concepción cambia y se generan  no lugares, espacios utilizados por los individuos meramente como lugares de tránsito, aeropuertos, autopistas, supermercados, hospitales, donde solo se establecen relaciones efímeras y provisionales, y en los que las personas se sienten ajenas, desvinculadas del entorno. “En el anónimato del no lugar es donde se experimenta solitariamente la comunidad de los destinos humanos”, nos dice Marc Augé. Pero también nos recuerda que fenómenos como el retorno de los nacionalismos son, en primer lugar, un rechazo del orden colectivo, y que los individuos pueden adoptar ante esta sociedad diferentes actitudes: la huida, el miedo, la intensidad de la experiencia o la rebelión contra los valores establecidos.

Como ven, en este lúcido ensayo no solo se diagnostican los males de nuestra cultura, sino que también se apuntan posibles respuestas. Eso lo convierte en un libro valiente y necesario: Los no lugares de Marc Augé, en editorial Gedisa.

Javier Aspiazu

El poema. Ana Elena Pena, española

Hay un espejo en la entrada de mi casa

Que ha leído todas las versiones de mí

A lo largo de la vida.

 

Bebé de cabello ensortijado

Y manos regordetas

En los brazos de mi madre.

Niña con lazos en el pelo

Y vestidos que inevitablemente odiaba.

Adolescente risueña con gafas metálicas

Y acné rebelde.

Joven de 47 kilos un día y 60 kilos otro

(así continuamente, cono un acordeón).

Y por último, mujer.

Pelo corto y azul.

con un niño invisible colgando del pecho.

Los espejos son amables a veces,

otras,

crueles,

pero siempre se mantienen fieles a nuestra imagen.

¿Cómo es posible, entonces,

que estemos rotas y ellos no?

Este poema titulado Espejos, es de Ana Elena Pena. Una escritora española nacida en Murcia pero que vive hace años en Valencia. Estudió Bellas Artes, y es una artista que también escribe y publica poemas. Su primer poemario lo publicó en 2010 con el título Hago pompas con la saliva. Este poema lo hemos sacado un poemario titulado Pequeños catálogos de animales heridos.

Goizalde Landabaso

Tatiana Tibuleac, una mirada moldava a una madre y su hijo

En la literatura escrita en lengua rumana ha surgido en los últimos años una voz que está cautivando a Europa. Es la voz de Tatiana Tibuleac. Una periodista reconocida en prensa y televisión, nacida en 1978 en Chisinau, en Moldavia, un país en el que se habla rumano, y que se encuentra situado entre Rumania al sur y Ucrania al norte. Tibuleac comenzó publicando un libro de relatos en 2014, Fábulas modernas, y su último trabajo es una novela del año pasado titulada Jardín de vidrio, que ha sido galardonado con uno de los premios literarios de la Unión Europea. Pero el libro que le ha dado popularidad es su primera novela, de 2016, que ahora ha traducido al castellano la vasca Marian Ochoa de Eribe para la editorial Impedimenta. La novela se titula El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes y cuenta una historia terrible, no exenta de poesía, ternura y sentido del humor, que indaga en una dura relación, marcada por el rencor, entre un hijo desequilibrado y su infeliz madre. Una novela que reivindica la fuerza del amor y el perdón.

El hijo se llama Aleksia y siente que fue un niño no deseado, un niño que nadie quiso. En realidad nunca se ha sentido amado. Además tiene problemas psiquiátricos que le convierten en un ser violento cuando deja de tomar su medicación. La madre, lo iremos conociendo poco a poco, no es esa señora inculta que aparenta, sino una mujer que tenía aspiraciones, aspiraciones que se vieron truncadas cuando quedó embarazada, demasiado pronto, de un camionero y tomó la errónea decisión de casarse con él. Para intentar reconciliarse con su hijo organizará unas largas vacaciones con él fuera de Moldavia, en un pueblecito de la campiña francesa no muy lejos del mar. La madre, lo sabemos desde el principio, tiene cáncer terminal, y quiere recuperar el amor de su hijo y que éste la quiera y la comprenda.

Como hemos dicho estamos ante una historia muy dura que narra el enfrentamiento, y posterior entendimiento, entre ese hijo desequilibrado y esa madre incomprendida que necesita que la entiendan, que su hijo sepa por qué actuó como actuó, y que la perdone. El lector comprende la amargura del adolescente porque es él el que cuenta la historia en primera persona desde el futuro, un futuro en el que se ha convertido en un artista famoso. Y al saber que está desequilibrado, el lector comprende enseguida que debe estar en guardia, porque no podemos saber cuándo nos dice la verdad o cuando esa verdad se ve transformada por sus arrebatos psicóticos.

La autora es muy hábil también al facilitarnos la información, porque poco a poco nos va dejando pequeñas pistas de lo que sucede y ha sucedido en el pasado. Así vamos a ir haciéndonos una idea de toda la historia. Vamos a conocer el ecosistema en el que se mueven los personajes: una pequeña ciudad, la madre y la abuela regentando una tiendecita, el hijo con problemas constantes en el colegio, la cuadrilla de descerebrados adolescentes, la primera atracción por las chicas, el padre ausente que huyó de casa… Pero también nos irá contando cómo es ese pequeño pueblo francés donde todo el mundo se conoce y que va a acabar acogiendo a madre e hijo. Incluso sabremos algo de la vida de Aleksia en el futuro, marcada por el éxito, pero también por una tragedia.

Por cierto, aunque la voz del narrador sea terrible, sobre todo al comienzo de la novela, hay momentos muy divertidos, porque el protagonista es un tipo bastante guasón, a pesar de sus problemas. Especialmente hilarante es el capítulo en el que se narra la excursión de madre e hijo a la playa, donde alquilarán una barca que son incapaces de manejar. Parece salido de una película de Jacques Tati. También impresionan las escenas conmovedoras que van uniendo a los dos personajes y que se pueden resumir en esos capítulos de una o dos líneas que empiezan con la fórmula “Los ojos de mi madre eran…”, y concluyen con una hermosa metáfora poética.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una novela portentosa en la que se nos narra cómo alguien puede llegar a “desodiar” a una persona a la que ha aborrecido mucho. No es un proceso sencillo, se nos dice, es más, es un proceso largo, complicado, complejo, pero que puede llegar a buen puerto. Aunque al final en los muelles, al desembarcar, no todo sea felicidad. Porque aquí no hay un final “Made in Hollywood”, algo que debemos agradecer a la sabiduría de Tatiana Tibuleac, porque en la vida se pueden arreglar muchas cosas, pero seguramente no todas.

Enrique Martín

Cuando Jon Arretxe llevó a Touré a la montaña

El escritor vizcaíno, pero residente en tierras navarras, Jon Arretxe (Basauri, 1963), acaba de publicar en la editorial Erein la novela No digas nada, traducción al castellano del original en euskera Ez erran deus. Arretxe es doctor en Filología Vasca, licenciado en Educación Física y ha completado, en los conservatorios de Bilbao y Vitoria, sus estudios de piano y canto. El autor llegó a la literatura a través de las narraciones de sus viajes: 7 colores, Tubabu ó El Sur de la Memoria. Después llegó la ficción y las novelas negras como Shahmarán, Sueños de sangre y la serie protagonizada por Touré, investigador africano vidente afincado en Bilbao: 19 cámaras, 612 euros, Sombras de la nada, Juegos de cloaca y Piel de topo. No digas nada es la sexta entrega de la serie. La novela arranca con una pregunta: ¿dónde está Touré? El nuevo supervisor de las cámaras de la Pequeña África de San Francisco en Bilbao repasa una y mil veces las imágenes del último mes; pero es en vano, no hay ni rastro de Touré, se ha esfumado. Aunque sus amigos, Sa Kené, Osmán y Xihab, tampoco conocen a ciencia cierta su paradero, saben que se ha largado harto de humillaciones y de ser utilizado por la policía. De hecho, el burkinés ha decidido desaparecer para refugiarse en un pueblo perdido del Pirineo navarro, donde le espera Adama, antiguo compañero de fatigas desde que ambos fueran los únicos supervivientes de la travesía en patera. Con un oficio más que añadir a su variopinto curriculum, ahora Touré se dedica a cuidar ovejas, y lo único que desea es una vida tranquila, pero allá donde va su destino le persigue. Nuestro detective-vidente se verá envuelto en una serie de vicisitudes estrambóticas, y estará a punto de perder la vida intentando resolver un caso en el que nunca se hubiera querido involucrar. Un rural noir, con el peculiar ingenio y sentido del humor de Arretxe. Con el autor hemos charlado. Pincha y disfruta.

El comictario. Ulli Lust y cómo ser una buena persona

Hace seis años el mundo del cómic se vio sacudido por la publicación y enorme éxito de una novela gráfica titulada Hoy es el último día del resto de tu vida, con guión y dibujo de la autora austríaca Ulli Lust. En un tono de comedia dramática, con varios momentos angustiosos, Ulli Lust nos contaba la peripecia que vivió en 1984, cuando era una punki de sólo 17 años y en compañía de su amiga Edi decidieron viajar a Italia con un saco de dormir, sin dinero ni documentación y sin más ropa que la que llevaban puesta. Dos meses de viaje con un saldo terrible: droga, mafia y un brutal machismo que termina en violación. Esta historia, contada con una sinceridad descarnada, se llevó entre otros el premio al autor revelación en Angoulême y el Premio Ignatz en Estados Unidos. Todo apuntaba a que con ese cómic Ulli Lust había matado sus demonios, pero no.

Seis años después, la autora austríaca publica la segunda parte de sus memorias bajo el expresivo título de Cómo traté de ser una buena persona. Ulli tiene 23 años y un hijo de cinco, fruto de la violación, que vive con sus abuelos en la granja familiar. Nuestra joven protagonista quiere dedicarse a la ilustración, pero no le admiten en ninguna academia de arte. Tiene un novio cuarentón, Georg, que se dedica al teatro, mientras ella pasa el tiempo preparando un portfolio de dibujos y buscando un trabajo corriente que en realidad no quiere encontrar. Ulli lucha por mantener la ilusión frente a la realidad de un futuro incierto, y es entonces cuando conoce a Kimata, un emigrante nigeriano con el que vive una tórrida relación sexual, tolerada por su novio Georg. Una situación insólita que se ve complicada por los problemas de Kimata para regularizar su estancia en Austria y sus arrebatos de celos y violencia.

Con pulso firme y la sólida base de su memoria, Ulli Lust esboza su drama personal y el drama del choque de culturas, los prejuicios y el impacto que eso supone para los emigrantes. La autora austríaca hace gala otra vez de una sinceridad estremecedora. No le importa salir mal parada en varios momentos de la historia y, al final, tenemos que rendirnos ante la capacidad del ser humano para superar obstáculos y conseguir sus objetivos. En el caso de Ulli Lust, triunfar como dibujante y ser dueña de su propia editorial en Alemania, país donde reside y trabaja. Una obra que es pura vida, ilustrada con estilo tan sencillo como eficaz y con un llamativo bitono rosa que solo sorprende al principio.

Totalmente recomendable este cómic, Cómo traté de ser una buena persona, publicado en castellano por Ediciones La Cúpula. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

La tercera entrega de novedades de junio de 2019

WHITNEY SCHARER

La edad de la luz     (SALAMANDRA)  396 páginas

Esta novela escrita por la estadounidense Whitney Scharer se ha convertido en una sensación en muy poco tiempo, ha sido traducida a una docena de idiomas y ha conseguido el reconocimiento de la crítica. Es la primera novela de una licenciada en Literatura Inglesa que imparte talleres creativos y que ha publicado relatos en multitud de revistas. La edad de la luz recrea la vida de la fotógrafa Lee Miller, modelo, musa del movimiento surrealista, reportera de guerra y que tuvo una relación  muy estrecha con Man Ray, el artista que la introdujo en el mundo del arte. La novela se inicia con una Miller envejecida y consumida por el alcohol a punto de ser despedida de la revista Vogue. Como ultimátum a su desidia, su editora le encarga un reportaje sobre Man Ray y el París de los años treinta que tan bien conoció. A partir de sus recuerdos iremos conociendo como se forjó su leyenda y como su vida en el mundo de los surrealistas. Atractiva.

ANDRÉE A. MICHAUD

Bondrée. La frontera del bosque    (ALIANZA)  333 páginas

Andrée A. Michaud (Saint-Sébastien-de-Frontenac, Quebec, 1957) es una de las grandes escritoras en lengua francesa de Canadá. Ha ganado dos veces el Prix Littéraire du Gouverneur Général, el más alto galardón de las letras de su país. Además de novelas ha escrito también obras de teatro. Son muy apreciadas sus peculiares novelas negras dotadas de una gran profundidad psicológica. Bondrée. La frontera del bosque, publicada en 2013, le ha servido además para saltar la barrera hacia el mundo anglosajón. La historia de esta novela transcurre en el verano de 1967. Las familias disfrutan de sus vacaciones del sol junto al lago Bondrée. Los niños se divierten en sus orillas. Pero de repente todo cambia cuando desaparece Zaza Mulligan mientras jugaba al hula-hop con su amiga Sissy Morgan. El pánico se desata cuando Sissy desaparece también. El inspector Michaud entra en acción sospechando de las trampas que encierran las profundidades de los bosques.

AGNES RAVATN

El tribunal de los pájaros     (SEIX BARRAL)  274 páginas

Esta novela, un despiadado análisis de una relación obsesiva, ha servido a su autora, la noruega Agnes Ravatn (Olen, 1983), periodista y columnista, para conseguir un gran éxito en su país, para ser publicada en varias idiomas, para conseguir premios dentro y fuera de Noruega y para ser adaptada al teatro. El tribunal de los pájaros cuenta como, para alejarse de su triste vida en Oslo, la protagonista, Allis Hagtorn, acepta una peculiar oferta de empleo en un fiordo aislado. Es contratada por el enigmático Siggurd Bagge, para que se ocupe de la casa y de su jardín hasta que la esposa de éste regrese. Pero la fascinación y el deseo irán acercando a Allis y Sigurd, hasta el punto de que la tensa convivencia hará que los secretos del pasado empiecen a salir a la superficie. Lo que llevará a Allis a concluir que tal vez no debería haber aceptado ese empleo. Una historia que habla de los muros que levantamos para protegernos de nuestras heridas.

CARLOS AGUIRRE DE CÁRCER

Los sinedíe       (TABULA RASA)  513 páginas

Carlos Aguirre de Cárcer (Donostia, 1958) es docente y ha escrito desde siempre. Ha publicado ya en esta editorial otros dos libros, la novela corta Juan Razón Rapaz y el libro de relatos Cunetas. Por tanto Los sinedíe es su primera novela larga. Es una saga familiar que se centra en los hermanos Sinedíe (Azur, Gules y Sinople), que tras una fuerte discusión abandonan su localidad natal en un mundo rural, Las Víboras, siguiendo caminos diferentes, trasladándose a la ciudad. Allí seguiremos sus andanzas, con sus momentos de aprendizaje, sus situaciones melodramáticas y surrealistas. Y también conoceremos las historias de sus descendientes, desde el tiempo de la infancia a la madurez. La novela se cerrará con una vuelta al origen, con la vuelta al mundo rural. Una novela que no desdeña la crítica social y que nos sorprende con escenas humorísticas. Una novela sobre los sueños incumplidos y el desengaño, sobre la reconstrucción de la esperanza, sobre la búsqueda de la felicidad. Un autor a descubrir.

INGRID GUARDIOLA

El ojo y la navaja     (ARCADIA)  268 páginas

El mundo es imagen y son datos. Imágines y datos que compartimos alegremente a través de todo tipo de dispositivos. De tal forma que nuestra vida privada se ha convertido en pública. El mundo es ya una gran interfaz virtual. Una interfaz que nos está cambiando la mirada, una mirada comercializada por los dictados hegemónicos neoliberales, una mirada que nos vuelve cada vez más individualistas, aunque  creamos todo lo contrario, que estamos conectados a más gente, que somos mas guays. Ha llegado la hora, dice la investigadora audiovisual Ingrid Guardiola (Girona, 1980), de frenar la sobreexposición de nuestra intimidad, de cuestionar las inercias del poder, de repensar el uso de las tecnologías, para volver a impulsar la participación social y política, para reapropiarnos del espacio público.

La ficción y la vida en los relatos de Miren Agur Meabe

Hezurren erretura es el nuevo libro de cuentos de Miren Agur Meabe; y es cierto que estamos ante eso, ante una colección de relatos, pero como hay novelas muy fragmentarias, escritas como a retales –Departamento de especulaciones, de Jenny Offill, podría ser un buen ejemplo de esto- a veces, los libros de cuentos que tienen un solo narrador, unos personajes que aparecen y reaparecen y un paisaje dominante, se acercan mucho a algo que podría ser también una novela. De hecho, da la sensación de que es la misma voz la que nos va contando recuerdos de su infancia, su vida escolar en colegios religiosos donde sufrió algunos abusos, combinados con su etapa adulta, una voz que relata experiencias tristes y otras más alegres. Sabemos que la narradora es una escritora, que tiene un hijo, que vive en Bilbao, aunque tiene una casa con un huerto en Lekeitio, que ha perdido a sus padres…

Esos detalles y algunas referencias a aspectos físicos concretos hacen que tonteemos con la idea de que asistimos a confesiones de la propia autora; sin embargo, esa voz narradora es, diría yo, solo un trasunto de la de Meabe. Además, para reforzar esa idea de continuum a la que aludía antes hay personajes  que se entrecruzan por estas páginas, personajes como Adela, una mujer que cuidó del padre de la narradora; Flora, una anciana a la que conoció en una residencia que visitaba de niña; O., un hombre con el que mantuvo una relación sentimental o Colette, un gato. Precisamente, los animales tienen un papel relevante en este libro que se abre con un cuento maravilloso, Miramar, en el que las ratas podrían simbolizar la devastación que produce el paso del tiempo.

Ese trasunto de la autora da una clave sobre el origen de este libro: “Oraindik ez neukan izenbururik, baina intuizioak hezurrak iradokitzen zizkidan: sinbolo horrek batasuna eman ziezaiokeen nire lanari, azalean hasi, eskuetatik jarraitu, begian geldigunea egin eta gorputzaren barrenengoetara jo gurako lukeen miaketan.” La otra palabra que contiene el título, “erretura”, también tiene fuerza porque la protagonista aparece quemando rastrojos, o pensando en quemarlos, pero, sobre todo, porque recoge y conserva, al escribirlos, los restos de la quema que, sobre nuestras vivencias, impone el devenir del tiempo.  “Minari ezin zaio utzi aginteaz jabetzen”, afirma en un momento dado la narradora. Y yo creo que esa frase apunta a uno de los motores del libro: la resistencia, la supervivencia, la capacidad de sobreponernos  a la tragedia, como esos bosques cuyos árboles, al poco de un incendio, generan brotes nuevos.

Algunos cuentos, los que miran más hacia atrás, como Karitatearen alabatxoa, se mueven en una horquilla temporal amplia, es decir, contienen meses, incluso años, pero otros, La recherche de l’ absolu, entre ellos, atomizan en un par de escenas unas pocas horas. En ambas distancias, Meabe se mueve muy bien y compone historias realistas, sencillas, pero profundas, elocuentes.  Todo por supuesto, esto ya no es sorpresa, envuelto en una prosa de calidad excepcional.

Hezurren erretura combina pues la melancolía de un tiempo pasado con el nerviosismo del presente; la devastación de la derrota con la promesa del día de mañana, y nos deja un conjunto de relatos, o quizá solo uno largo, que nos hará reflexionar sobre cómo el tiempo pasa también por todos nosotros, para hacer inventario, quizás, de lo que ha quemado ya.

Txani Rodríguez

El concurso de Pompas de Papel del 15 de junio de 2019

Nueva entrega del concurso de Pompas de Papel en el que Bego Yebra os pone a prueba y en el que tenéis que adivinar el nombre de un autor y el de su libro con las pistas que da. Tenéis que enviar las respuestas a nuestras direcciones: la digital es pompas@eitb.eus o la postal “Pompas de Papel. Radio Euskadi. Capuchinos de Basurtu 2, Bilbao-48013”. Entre todas las respuestas acertadas sorteamos tres lotes de libros. El libro del que se hablaba era El hombre que fue Jueves del escritor británico G.K. Chesterton. Los ganadores de los libros han sido Jose Antonio Medina Castro, Meltxor Alberdi y Samuel García Sánchez. Ya tenemos nuevo enigma para resolver. Pincha y suerte.

Misterio en las montañas y otras historias

Este pasado fin de semana, 14 y 15 de junio de 2019, en Pompas de Papel recibimos al vasco Jon Arretxe que ha recuperado las historias criminales protagonizadas por el investigador vidente africano Touré. Su sexta aventura, que transcurre en los Pirineos, se titula Ez erran deus, traducida al castellano como No digas nada. Además comentamos otros dos estupendos libros de dos grandes escritoras: Hezurren erretura, volumen de relatos de la vizcaína Miren Agur Meabe, y El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes novela de la moldava Tatiana Tibuleac. También recomendamos el cómic Cómo traté de ser una buena persona, la poesía de la española Ana Elena Pena y el ensayo ya clásico del francés Marc Augé Los no lugares. Y como siempre tuvimos reseñas de novedades, espacios creativos y el concurso.

Sábados a las cuatro de la tarde y domingos a las doce de la noche, Pompas de Papel, el club de los libros y los lectores de Radio Euskadi, desde hace más de treinta años. Pincha y disfruta.