Archivo por meses: enero 2018

Sangre entre clásicos antiguos y modernos

Aquí está el Pompas de Papel del fin de semana del 4 y 5 de noviembre en el que hablamos de autores clásicos y de autores actuales que merecen serlo. Charlamos con el escritor argentino Ernesto Mallo. El creador del comisario Laskano El Perro, vuelve a su personaje fetiche con la novela El hilo de la sangre. También comentamos el nuevo libro de relatos del vizcaíno Peru Magdalena Ametsondoan, en el que se reflexiona sobre el sinsentido de la vida, y la novela de la británica Naomi Alderman The Power, una distopía con movimiento revolucionario al frente. En el apartado del cómic reseñamos el extraordinario Shangri-La del francés Mathieu Bablet y en el de la poesía recuperamos un poema del siempre estimulante Javier Aguirre Gandarias.  Además rescatamos un clásico del británico Wilkie Collins, La dama de blanco. Y, cómo no, tuvimos las habituales reseñas de novedades, los espacios para la creación y el concurso.

Sábados a las cuatro de la tarde y domingos a las doce de la noche, Pompas de Papel, el club de los libros de Radio Euskadi. Pincha y disfruta.

El tocho. El puente de San Luis Rey, de Thornton Wilder

El viernes 20 de Julio de 1714, a la hora del mediodía, el más hermoso puente de todo el Perú hubo de quebrarse, precipitando al abismo a cinco transeúntes. Este puente se hallaba en el camino real de Lima a Cuzco y centenares de personas pasaban por él a diario. De fábrica incaica, hecho de juncos entretejidos, contaba más de un siglo de existencia, y no había forastero que no fuese conducido a admirarlo como una de las curiosidades del lugar. … pero aunque los caballos, carruajes y literas tenían que bajar por otro camino unos cuantos centenares de pies, para cruzar luego en zataras el angosto torrente, ningún viajero del virrey y del mismo arzobispo de Lima para abajo, habría consentido en descender con sus bagajes antes que cruzar a pie el famoso puente de San Luis Rey.

Así comienza El puente de San Luis Rey de Thornton Wilder. Este escritor estadounidense fue autor de magistrales novelas históricas, como Los idus de marzo y ésta que hoy comentamos, además de un celebrado dramaturgo, una de cuyas obras, Nuestro pueblo, es todo un clásico de la escena contemporánea. El puente de San Luis Rey, publicada en 1927, cuando el autor tenía 30 años, fue su primer gran éxito. El lector quedará sorprendido a medida que se adentre en esta breve pero sustanciosa novela, por la erudición del joven autor. Su conocimiento del Perú colonial y de las tradiciones culturales y literarias que lo conformaban se aprecia desde las primeras páginas. Pero todo este preciso marco no es sino el pretexto para ilustrar una aguda interrogante: ¿es la divina providencia la que rige nuestros destinos o todo lo que nos acontece es puro azar? Eso es lo que se pregunta Fray Junípero después de asistir como testigo al hundimiento del puente arrastrando a cinco personas. Decidido a demostrar la intervención divina en este accidente, investigará la vida de las víctimas.

Esta ingeniosa excusa le sirve al autor para narrar varias historias diferentes con ocasionales nexos de unión entre los cinco personajes cuya biografía se nos cuenta. Entre ellos destacan la Marquesa de Montemayor, una estrafalaria y borrachuza versión de la escritora francesa Madame de Sevigné, con la que comparte su pasión por la literatura epistolar; y, sobre todo, el Tío Pío, aventurero de múltiples talentos y gran promotor del teatro limeño, cuya devoción incondicional por la Perrichola, actriz a la que descubre a los 12 años y convierte poco a poco en la reina indiscutible de los escenarios, es conmovedora. El Tío Pío nos revela la dolorosa paradoja de que una actriz experta, como es su protegida, sea incapaz de expresar amor porque nunca lo ha sentido verdaderamente. Ejemplo espléndido, éste, de la sagacidad psicológica del autor.

Estamos ante una novela de original entramado, escrita con una prosa tersa, concisa y elegante; cargada de buenas intenciones, demasiado evidentes, pero con la honestidad, al menos, de dejar sin respuesta la pregunta que da origen a la trama. Aun así, les aseguro que la incertidumbre acerca de nuestros destinos siempre será menos angustiosa pudiendo leer pequeñas maravillas como El puente de San Luis Rey, de Thorton Wilder, disponible en editorial Edhasa.

Javier Aspiazu

El poema. Ibon Zubiela, vasco

Hoy es uno de esos lunes de marioneta rota

y resaca abstemia,

en los que acurrucada por los pliegues del tiempo

solo cabe aceptar el sometimiento

de la subjetividad inhibida

sabiéndote vacía, frustrada,

con la expulsión pospuesta

de amenazas veladas a media voz;

Toque de queda

estallando antes tus ojos

con el dolor de las cenizas de todas las puñaladas

que acusan desde el pasado,

contra la lluvia incrédula,

alquimista que dobla los relojes y  truca los semáforos

bajando la cabeza.

Hoy es uno de esos lunes en que no logro

amortizar la humanidad,

y casi todos mis sueños se rompen con tus pasos..

Este poema se titula Noviembre y está en el último poemario publicado por Ibon Zubiela bajo el título Presunción de conciencia. Zubiela es un escritor bilbaíno que nació en 1975, y tiene ya varios libros publicados. Entre ellos 75 ausencias, recuerdos y utopías o El ruido del deshielo. Ha participado en varios encuentros poéticos. Es habitual escuchar su voz recitando poesías, y siempre está cercano a este género literario que podríamos decir que es la literatura con mayúsculas.

Goizalde Landabaso

 

Rafa Cervera, David Bowie y la Valencia de su adolescencia

Esta novela es un canto de amor a la música y también una historia de aprendizaje. Lo de la música era esperado conociendo la biografía del escritor. Porque Rafa Cervera es un periodista valenciano que se ha dedicado principalmente a escribir de música en revistas y diarios y a comentarla en radios y televisiones. Ha trabajado por ejemplo en Ruta 66, Jot Down o Radio 3 y escribe actualmente en el diario El País. Además ha publicado varios libros de contenido musical como Alaska y otras historias de la movida y Estricnina, dedicado al famoso fanzine de principios de la década de los ochenta. Lejos de todo es su primera novela. Lo de la historia de aprendizaje también, porque parece beber de los recuerdos de juventud del autor.

La historia está articulada en torno a dos acontecimientos que transcurren con un año de diferencia y que se cuentan en paralelo. Por un lado la visita hipotética de David Bowie a Valencia, una visita de la que no hay constancia pero que pudo suceder. Habría sido en la primavera de 1976 y Bowie es ya una estrella global que vive al filo del abismo. Acaba de pasar por Los Ángeles, Berlín y París, viviendo al límite y enganchado a la cocaína. A la capital valenciana llega con el loco e inocente JimmyIggy Pop– y con Coco, su asistente personal. Es el momento: o se hunde para siempre o sale renacido de sus cenizas. Y otro por lado está, un año después, en el verano del 77 la relación entre un adolescente de quince años con dos hermanos: El Regónzer, al que le une su pasión compartida por Bowie y que lo único que quiere en la vida es  convertirse en una estrella del rock, y Cara Cervera, un año mayor que los dos y que es una especie de “femme fatale” ante la que nuestro adolescente cae rendidamente enamorado. Las dos historias están unidas por un encuentro casual entre Bowie y El Regónzer, al que éste ve de lejos cuando el músico británico participa en una especie de fiesta montada en su honor. Ni que decir tiene que nadie cree a El Regónzer cuando dice que ese encuentro se ha producido. Un Bowie, al que Cervera describe así en esa fiesta: “Viste camisa blanca, chaleco beige, pantalón de pinzas, zapatos de ante marrón. Los colores de su atuendo contrastan con lo llamativo de sus ojos; y con el rojo degradado a rubio de su pelo. Come poco y habla continuamente; sus aspavientos poseen una inusitada calidad. Resulta especial, nunca es artificioso. La cordialidad que emana hace que tarde o temprano todos olviden quién es”.

La novela es una delicia que bucea muy acertadamente en ese primer encontronazo con el incomprensible mundo adulto: la música como elemento conductor de nuestros sueños, los primeros y dolorosos amores, las primeras desilusiones, ese vagabundear adolescente por calles arrasadas por el calor del verano… Pero también es un interesante acercamiento al mito, personificado por David Bowie: sus angustias, sus dudas, su miedo al fracaso, el abrumador peso del éxito, el proceso creativo (siempre con un cuaderno encima para escribir impresiones, primeros esbozos de canciones), la búsqueda de algo a lo que agarrarse para salir a flote. Brian Eno le dijo a Bowie “rodéate de gente que te resulte extraña en un sitio en el que no quieras estar y limítate a introducirte en él: haz de cualquier circunstancia una ventaja”. Y Bowie, que siempre fue una persona muy curiosa, siguió esta máxima al pie de la letra. Y se salvó.

Rafa Cervera firma un debut literario hermosísimo, que rezuma una triste melancolía. “Velocidad de la vida. No puedo competir con ella”, se dice. Una novela en la que la música de Bowie susurra en nuestros corazones, mientras paseamos por la vieja Valencia de la Transición, en tiempos de ilusiones y de esperanzas, tal vez desmedidas. Pero es lo que toca cuando eres joven: toca imaginar y soñar. Por cierto, maravillosos los dibujos de la canaria Roberta Marrero.

Enrique Martín

Mara Torres y los días que fueron felices

La periodista y escritora Mara Torres (Madrid, 1974) acaba de publicar en la editorial Planeta la novela Los días felices. Torres, licenciada en periodismo y diplomada en Estudios Avanzados en el departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Complutense de Madrid, se dio a conocer en el programa de la cadena SER Hablar por hablar, pero la fama y el reconocimiento profesional, además de multitud de galardones, le llegaron con el informativo de la 2 de TVE La 2 noticias, que aún presenta. Debutó a lo grande en el mundo editorial con la novela La vida imaginaria con el que fue finalista del premio Planeta. En Los días felices cuenta la historia de Miguel a través del día de su cumpleaños, cada cinco años, que como dice la autora es el tiempo que se necesita para saber cómo es la vida de un ser humano “porque cada cinco años el mundo cambia, y cuando uno se quiere dar cuenta, es otro”. Asistiremos a la vida de Miguel en Cambria, a la relación con su mejor amigo, al tiempo de la universidad, y sobre todo a la evolución de sus sentimientos y de lo que esa evolución acarrea, con Claudia en la distancia o en la cercanía. Una novela sobre la vida, el amor, la amistad, la cotidianidad y los sueños. Con la autora hemos charlado. Pincha y disfruta de la conversación.

El comictario. Étunwan, el canto final del pueblo indio

En el año 1867 los Estados Unidos de América se estaban recuperando todavía de los devastadores efectos de la Guerra de Secesión. Tras el enfrentamiento Norte-Sur el joven país había consolidado su modo de gobierno y era el momento de continuar la exploración de los Territorios Salvajes del Oeste, desde el Misisipi hasta el lejano Oregón. En ese contexto histórico y geográfico se sitúa el cómic que hoy nos ocupa, Étunwan. Aquel-que-mira, un maravilloso acercamiento al mundo de las Grandes Llanuras y al ocaso de los pueblos nativos norteamericanos.

La historia, escrita y dibujada por el artista francés Thierry Murat, tiene como protagonista central a Joseph Wallace, un fotógrafo de Pittsburgh que desea salir de su estudio y hacer algo más que retratar a la clase alta de la ciudad. Con una mezcla de ansiedad y entusiasmo, Joseph Wallace se enrola en una expedición oficial que tiene como objetivo cartografiar los Territorios Salvajes, estudiar su fauna y flora y descubrir posibles riquezas naturales. El fotógrafo, embriagado por la belleza e inmensidad del entorno, va tomando conciencia del Nuevo Mundo que se abre ante sus ojos y su cámara, y el impacto es definitivo cuando logra contactar con una tribu de Sioux Oglalas.

Los nativos saben que el avance del hombre blanco es una catástrofe para ellos, pero le reciben con serena hospitalidad y le dejan ejercer su labor de fotógrafo. Joseph Wallace capta la esencia y el orgullo de una cultura milenaria y regresa a la civilización con el alma rota, pero también con el deseo irrefrenable de volver a las Grandes Llanuras. Cumple su anhelo un año después y disfruta un breve tiempo de ese particular Edén donde recibe el nombre de Étunwan, “aquel que mira“, reafirma su admiración por las tribus indias y siente angustia por la cruel agonía que les acecha. Algunos años después, y mientras intenta infructuosamente publicar un libro con sus fotografías, llega el apocalipsis con el descubrimiento de oro en las Black Hills, las tierras sagradas de los Sioux Lakota.

Lo que ocurrió después, el último escalón de las tristemente famosas Guerras Indias y la derrota final de las naciones nativas, no se cuenta en este cómic, pero se refleja en el dolor y la sensación de culpa que acompañarán a Joseph Wallace hasta el fin de sus días. Además de la belleza de la historia hay que destacar el dibujo de Thierry Murat, grandes viñetas de color ocre y ambiente crepuscular, viejas fotografías de un mundo que apenas sobrevive en el recuerdo. Étunwan. Aquel-que-mira, un cómic magnífico publicado en castellano por la editorial Ponent Mon. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo                        

La última entrega de novedades de octubre de 2017

ELIZABETH STROUT

Todo es posible       (DUOMO)  275 páginas

La magnífica escritora estadounidense Elizabeth Strout (Portland, 1956), ganadora del Premio Pulitzer con la extraordinaria Olive Kitteridge y autora además de otros libros interesantes como Los hermanos Burgess y Amy e Isabel, vuelve en Todo lo posible al universo que creó en su anterior novela Me llamo Lucy Barton. En esa novela conocimos a la protagonista internada en un hospital por las complicaciones generadas por una simple operación de apendicitis y siendo cuidada por su madre, con la que mantenía una relación bastante tirante. Lucy Barton es una escritora casada y con hijas que hace tiempo dejó su pequeño pueblo en Illinois para instalarse en Nueva York. Strout en Todo es posible hace volver a Lucy a su pueblo a encontrarse con los personajes y situaciones que forjaron su carácter. Se puede leer independientemente de la novela anterior. Sutil, dura y tierna Strout.

CARLOS EGIA

El sacrificio de los peces        (TXERTOA)  442 páginas

Carlos Egia (Bilbao, 1967) es un periodista que ha trabajado casi toda su vida en el ámbito de la comunicación corporativa. Esto no le ha impedido dedicarse a su otra pasión, la literatura. Ha escrito relatos breves criminales (uno fue premio Bruma Negra) y con El sacrificio de los peces debuta en la novela. La historia transcurre en el Bilbao de la inmediata postguerra. Miguel, un chaval, espera la llegada de su padre, capitán de gudaris al que alguno da por muerto, para que lo lleve a Inglaterra para reencontrarse con su hermana y su madre. Mientras tanto, y junto a su amigo Tomás, hará lo imposible para llevar a su vecina Bego al sanatorio de Gorliz, para que pueda ser tratada de su tuberculosis. Para ello hace falta mucho dinero y en ese momento solo se puede obtener de una manera, con el estraperlo. Pero por este negocio compiten policías y falangistas.  Una mirada infantil a un tiempo tenebroso.

CLAUDIA PIÑEIRO

Las maldiciones        (ALFAGUARA)  316 páginas

La escritora argentina Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) reparte su talento literario entre el teatro, la novela, la prensa y los guiones cinematográficos. La novela Las viudas de los jueves (2005), que fue después uno de los grandes éxitos del cine argentino, la convirtió en una estrella literaria. Este éxito se vio refrendado después por el de otra novela, Betibú, y por el relato autobiográfico Un comunista en calzoncillos. Tras publicar hace dos años Una suerte pequeña, vuelve ahora con Las maldiciones, una mirada a la política actual argentina centrada en la figura de Román Sabaté, un personaje que entra en el mundo de la política por casualidad, cuando un político veterano le elige como secretario privado. Dos hombres que entrarán en conflicto no solo por sus ideas, sino incluso por su sentido de la paternidad. Una denuncia del pragmatismo sin escrúpulos de la denominada “nueva política”.

ALEXANDR PUSHKIN

Yevgueni Oneguin      (MEETTOK)   510 páginas

A veces hay que quitarse la txapela ante algunas iniciativas editoriales. Como la que protagoniza la editorial donostiarra Meettok. Ha decidido volver a traducir la obra maestra de Pushkin, la novela en verso Yevgueni Oneguin, y lo hace en una edición bilingüe que presenta por primera al lector castellanoparlante la versión original y restituye los textos eliminados por la censura. Incluso se ofrecen los capítulos que el autor dejó inacabados y un anexo con variaciones y esbozos. Manuel Ángel Chica Benayas es el responsable de la magnífica traducción, de las clarificadoras notas a pie de página y de un prólogo que sitúa a Pushkin y su novela en el punto más alto de la literatura rusa del siglo XIX. Tolstoi dijo que “aprendió con él”; Dostoievski que era “un genio”; y Nabokov que Yevgueni Oneguin es “la primera novela rusa y la más fundamental”. Un gran fresco de la Rusia de la época, del “alma rusa” y una defensa del individuo frente a las convenciones sociales.

DAVID J. SKAL

Algo en la sangre       (ES POP)  670 páginas

Algo en la sangre viene con un subtítulo que explica perfectamente el contenido de este libro, La biografía secreta de Bram Stoker, el hombre que escribió Drácula. El estadounidense David J. Skal, su autor, es uno de los principales estudiosos de la cultura del horror en el mundo anglosajón. Ha escrito libros sobre el director de cine Tod Browning y sobre el Hollywood gótico. También ha realizado varios documentales sobre el particular. En este libro Skal analiza los contextos culturales, sociales y sexuales de la era victoriana que dieron lugar a Drácula y aporta nuevos documentos que permiten alumbrar los puntos más oscuros de la biografía del irlandés Stoker. Estamos ante una biografía, pero también ante un análisis cultural de un fenómeno que se agranda con el paso del tiempo, el fenómeno Drácula.

En la línea del frente con Aixa de la Cruz

Sofía es una joven que lleva una vida acomodada junto a su novio Carlos. Todo bien. Pero un día, ve en el telediario a quien fuera su amor de juventud: “A Jokin lo escoltaban dos ertzainas y aunque caminaba encorvado lo reconocí al instante”. La noticia eran unos disturbios: un rapero había sido acusado de apología del terrorismo, se había atrincherado en una casa okupa, hubo cargas, murió un joven. “Aquella noche -cuenta Sofía- acusaron a Jokin de haber dejado tuerto a un policía, de un crimen de odio, de terrorismo”.

Este es el desencadenante de la historia que Aixa de la Cruz relata en su nuevo trabajo La línea del frente. Volver a ver a Jokin va a cambiar su vida, tanto es así que la novela arranca con Sofía en Laredo, el pueblo cántabro donde su antiguo amor está preso y con quien ha retomado una relación. Ella, además, está realizando la tesis sobre Mikel Areilza, un escritor exiliado, ex militante de ETA, que descubrió mientras trataba de reconstruir la historia reciente de Euskadi, una historia de la que Sofía se había mantenido ajena. Algo, esa suerte de inacción, que ella se reprocha con dureza: “(…) las pelotas de goma y los tuertos por la patria y los encarcelados con motivo o sin motivo. Todo aquello había pasado, existía en nuestro mundo, en la adolescencia que pasé junto a Jokin. Mientras a mi alrededor la gente elegía un bando u otro, yo elegía universidades y montaba a caballo en el club de hípica”.

La línea del frente se estructura en torno a tres bloques: el primero y más importante es el relato en primera persona de Sofía; el segundo lo conforma el diario de un dramaturgo argentino que conoció a Mikel Areilza; el tercero son las escenas dialogadas, escenas teatrales, en las que se encuentra en la cárcel con Jokin. Habría que sumar un cuarto bloque, menos relevante, dialogado también, que traslada la conversación entre Sofía y su único vecino. Es su único vecino porque la protagonista se instalada en la zona de playa de Laredo, en el edificio Apolo, colindante a Carlos V -seguro que a muchos oyentes les suena- fuera de temporada. “Es la primera vez que visito la urbanización en temporada baja. Como el descampado de una feria cuando se va la feria, como las zonas de bares a plena luz del día, su aspecto es postapocalíptico”. Personalmente, la recreación de ese Laredo ajeno al verano, con las teselas golpeando las fachadas, me ha gustado mucho. También la descripción de la cárcel: “Para sellar esta brecha, edificaron el fuerte de Napoleón, que en 1907 se convertiría en el penal de El Dueso. ¡La cárcel más bonita de la península! ¡Primera línea de playa! ¿No les parece un chollo para los reclusos?”, le explica un guía a la protagonista.

Bien, pues estos son los mimbres principales con los que la bilbaína Aixa de la Cruz erige su novela. El conflicto vasco, la Cosa, que diría Zaldua, está presente en estas páginas que, sin embargo, reflexionan sobre la identidad y sobre la ficción porque hay quien reescribe su propia historia “como quien se somete a una cirugía estética con la identidad”, leemos. Y Sofía quiere conocer qué fue, realmente, de la vida de Jokin durante los diez años en los que dejó de verle, y en cierto modo qué fue de la suya porque en esta historia flota una pregunta: ¿cuánto hay de ficticio en nuestros propios recuerdos, en nuestra autobiografía?

La línea del frente, que también incorpora algún elemento de intriga, es una historia que se lee con fruición, en la que resuena, de forma especial, la voz de Sofía, su punto de vista; una voz que Aixa de la Cruz ha sabido dotar de potencia y verosimilitud; una voz que hará que nos interesemos por qué piensa, qué teme, qué hace esa joven, en la intimidad de su piso de Laredo, una intimidad a la que los lectores podremos acceder, y todos sabemos cómo somos las lectoras y los lectores.

Txani Rodriguez

El Agujero Negro. Riesgo

Yo estaba en Laredo, en el circo. Era 1969. Estaba con mi padre, viendo a Pinito del Oro. Algo increíble. La genial equilibrista canaria hacía acrobacias sobre una silla cuayas patas traseras se apoyaban en un trapecio a una altura imposible. Un número único, ensayado al detalle desde la infancia, que había dado la vuelta al mundo en varias ocasiones. No usaba red. Su único posible colchón era su padre, que en todas las funciones contemplaba a su hija desde pista, según se decía para evitar que en caso de caída lo hiciera de cabeza. Jamás había visto nada comparable. Aquella mujer hacía el pino sobre la silla desafiando las leyes de la Física. Se diría que todos estábamos tensos, menos ella. Era imposible no pensar que allí había truco. Y ocurrió lo inesperado. Un movimiento en falso, un grito ahogado y una multitud que de pronto se revoluciona por completo…

No pude ver el impacto, justo en ese momento un codazo me despertó. Era mi hija. Me había quedado dormido viendo el Circo del Sol.

Roberto Moso

El concurso de Pompas de Papel del 28 de octubre de 2017

¿Quieres conseguir libros gratis? Lo tienes muy fácil. Escucha el enigma que plantea Bego Yebra cada semana, descubre el nombre de un autor y el de su libro, y envíanos la respuesta a nuestra dirección. La digital es pompas@eitb.eus y la postal “Pompas de Papel. Radio Euskadi. Capuchinos de Basurtu 2, Bilbao-48013”. Entre todas las respuestas acertadas sortearemos lotes de libros para tres oyentes. El último libro buscado en Pompas era Yevgueni Oneguin, del escritor ruso Alexandr Pushkin. Los ganadores de los lotes de libros han sido Laura Corcoles, Fermina Ezkurdia y June Zapirain. Ya tenéis un nuevo enigma. Pincha y suerte.