“Tenía dos horas para esconder los secretos de su vida. Cualquier indicio de vanidad, estupidez o algo peor debía ser eliminado”. Este es el comienzo de ¡La exclusiva! (Anagrama) un par de líneas que podrían estar hablando de un interrogatorio judicial inminente, que podrían abrir incluso una novela negra. Sin embargo, la escena nos remite a una mujer que está a punto de ser entrevistada por otra mujer, pero no se crean, una emboscada o una falsa acusación no tienen por qué ser menos peligrosas que esa entrevista. Los preparativos previos están muy medidos. Toda prevención parece poca. Y de hecho, a lo que realmente vamos a asistir es al duelo entre dos generaciones, entre dos formas de entender el periodismo, entre un mundo que se extingue y otro que se impone.

Pero concretemos: la entrevistada es Honor Tait, conocida como “la gran dama del periodismo británico”. Bellísima en su juventud, fue testigo y cronista de acontecimientos históricos. Fue intrépida y valiente, pero también glamurosa, y conoció incluso el Hollywood más rutilante y se codeó con sus estrellas eternas. En el momento de la entrevista,  que ha concedido debido a las presiones de su editorial, corre el año 1997 y Honor ronda la ochentena. La entrevistadora es Tamara Slim, una joven alejada del compromiso y los modos del periodismo de la vieja guardia. Ella es más bien una catedrática del chismorreo, que suple sus lagunas culturales con ingenio, ambición y cierto olfato. Cuando recibe el encargo de entrevistar a  Honor Tait para The Monitor lo considerará toda una oportunidad. Con estos mimbres, el encontronazo entre estas dos mujeres estará servido.

¡La exclusiva! está narrada con precisión, alterna registros y pasa tranquilamente de la intriga policíaca a la sátira. Tras esas habilidades narrativas, tras esa pericia, era de esperar que nos encontráramos a una profesional de la escritura. Y así es. La artífice de esta historia, Annalena McAfee fue directora cultural y literaria del Financial Times y fundadora del suplemento literario del prestigioso The Guardian.  Sabiendo estos datos es casi imposible no buscar a la propia autora detrás de algunas de las situaciones o reflexiones de la novela. Por cierto, hablando de apuntes autobiográficos, el libro está lacónicamente dedicado a un tal Ian. Bien, pues pueden sumarle el apellido: McEwan porque sabemos que Annalena McAfee es la esposa del genial escritor inglés, así que la autora de ¡La exclusiva! conoce de primera mano tanto el gran periodismo como las cumbres literarias, un dominio que se hace patente en esta novela de periodistas que llega a nuestras librerías en un momento complicado para la profesión.

Txani Rodríguez