Stephen King viaja al pasado para evitar el asesinato de Kennedy

Es un lugar común asegurar que Stephen King es un superventas, pero un escritor mediocre. Los seguidores del escritor también tienen su tópico: cuando vende tanto por algo será y este tipo es grande, cada novela suya es grande y las películas que se basan en sus escritos son grandes. Quizá convendría poner las cosas en su sitio. Stephen King es un fenómeno de ventas, posición que se ha ganado a pulso. Escribió en sus comienzos, hace cuarenta años, algunas novelas interesantes, razonablemente bien escritas, buscando siempre la emoción del lector, y de vez en cuando con esquemas innovadores, y siempre ha intentado avanzar algo en la escritura. A veces lo consigue, a veces no, pero una selección de lo mejor de su obra contemplaría media docena de novelas muy interesantes, unas diez salvables, muchos cuentos y novelas breves de alto valor, y el material de desecho habitual. LIBRO.22 11 63No parece mala media para un autor que ha escrito tanto. Porque además de sus muchos títulos, hay que considerar que sus libros tienden a la desmesura en número de páginas. Para establecer las oportunas diferencias podríamos decir que su anterior novela, La cúpula (Plaza-Janés), era una acumulación de asuntos ya leídos: el aislamiento de un pueblo por métodos misteriosos, los personajes tópicos, el héroe a machamartillo, el malo persistente, los idiotas habituales, las acciones habituales, los muertos habituales, las soluciones ya sabidas y mil trescientas páginas para contar algo que no merece más de doscientas. Sus seguidores la adoran, pero cualquier revisión por alguien no abducido por la figura del gigante de las ventas daría una nota baja. Sin embargo 22/11/63, por si no se habían dado cuenta la fecha del asesinato de Kennedy, es una novela muy estimable. Parte de una idea no muy original, el viaje en el tiempo para alterar un hecho del pasado, pero el desarrollo del relato es más atractivo, más variado, incluye diferentes historias inventadas y algunas reales y los personajes no están divididos en los grupos habituales de buenos y malos. Es cierto que King parece estar hablando de un tema que le interesa y de una época idealizada, tenía dieciséis años cuando se produjo el magnicidio de Dallas, y presenta un escenario creíble, una acción que no se estanca,  oportunos giros de guión y un crescendo narrativo que impulsa a seguir leyendo. Siempre se puede discutir la elección del personaje, que es la del autor, de centrar sus esfuerzos en Lee Harvey Oswald al que se acerca para evitar que cumpla su misión y evite otros caminos para impedir el atentado, pero tampoco parece una mala alternativa. Hay otras cuestiones discutibles, pero tenemos que entender que King escribe sobre un asunto frágil de múltiples posibilidades, incluso es una narración de difícil resolución a la que da un final satisfactorio. Y es emocionante al fin, algo que King no conseguía desde hacía tiempo en una novela. Y está mejor escrita que otros trabajos anteriores. Y tiene una excelente historia de amor. Y una colección de personaje memorables. Es un poco larga, eso sí, pero me parece que aquí no está inflada la narración para que nos cueste algo mas la compra del libro. Todo son ventajas en 23/11/63 incluso para recuperar la confianza en un escritor que siempre está por encima de sus compañeros de género.

Félix Linares

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