Julen Belamuno, una ópera prima prometedora

Todos personajes de los relatos que configuran Ukabilak eta loreak se encuentran en las estribaciones de un momento, de un encuentro fortuito, de una revelación o de una decisión, que cambiará sus vidas. Son boxeadores, cineastas, funcionarios, peritos forenses, técnicos de automoción… Van a reuniones de trabajo, imaginan las vidas de los otros, atienden floristerías, visitan clubs de alterne, asumen sus derrotas. Están separados, viven en pareja, o recuperan a sus parejas. Se reúnen con viejos amigos, son traicionados en nombre de la amistad y del amor, a casi todos les pesa, de algún modo, el pasado, y se sienten solos. De hecho, en la práctica totalidad de estos cuentos vemos a los personajes luchar o recomponerse en solitario. El foco está muy centrado sobre ellos. Son, podríamos resumir, relatos de únicos protagonistas sobre la épica o la poética de la derrota.LIBRO.Ukabilak eta loreak

Todos los textos nos resultan contemporáneos. De hecho, algunos relatos ya trasladan asuntos tan propios de este frío invierno de 2015 que atravesamos como pueda ser la corrupción. El “caso Pujol”, por ejemplo, se asoma de forma tangencial a una de estas historias. Los escenarios son cotidianos, cercanos. No hay nada que resulte extraño; nadie que parezca inverosímil. Podemos citar como ejemplo de esa cercanía, Aitaren ezinean, uno de los relatos que más me ha gustado. Y me parece un acierto que el autor haya decidido ubicarlo en el Zinemaldia. El protagonista es un director nominado a la Concha de Oro que trata de reordenar los recuerdos de su padre. A la trama singular se le une la tensión de los momentos previos a la rueda de prensa en la que se da a conocer el palmarés del Festival. Lo cierto es que cuando leía este cuento, pensaba: qué poco se ha escrito sobre el Zinemaldia con el juego que podría dar.

El relato Ukabilak eta loreak, que da título al libro, es también una pieza destacable. La ambientación del mundo del boxeo, la recreación de los combates está muy lograda, y más aún la ternura que emanan estas páginas. Por último, quiero referirme a Egonerako egunak, un relato sobre lo importante que es tener la conciencia tranquila que refleja bien la realidad de un divorciado, y que, aunque tenga algún tramo previsible, está muy bien construido, con personajes potentes y diálogos eficaces.

En resumen, estamos ante un libro de cuentos, ocho en total, con unas extensiones considerables, que nos sitúan, de algún modo, frente a nosotros mismos, frente a nuestros miedos, a nuestras soledades y a nuestros fracasos.

Ukabilak eta loreak es la ópera prima de Julen Belamuno, nacido en Azpeitia en 1959. Intuyo que no será lo último que nos ofrezca.

Txani Rodríguez

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