El mismo día que cumplía los quince, Sara miró desafiante al espejo y proclamó solemne:
“Nunca más me impondrán su ley. Nunca más vivir exiliada de mi misma. Entérate mundo. Hoy Sara sale del armario”.
Entonces, con pausados movimientos cubrió su cabeza para siempre con aquel hiyab.
Roberto Moso