Los raros. El tercer policía de Flann O’Brien

LIBRO El tercer policíaNo todo el mundo sabe como maté al viejo Philip Mathers, hundiéndole la mandíbula con mi pala; pero antes será mejor que hable de mi amistad con John Divney, porque él fue quien derribó primero al viejo Mathers, asestándole un fuerte golpe con un bombín especial para bicicletas que él mismo había fabricado con una barra de hierro hueca. Divney era un hombre fuerte, aunque algo vago y descuidado. En primer lugar, él fue personalmente responsable de toda la idea. Él fue quien me dijo que llevara conmigo la pala. Él fue quien dio las órdenes pertinentes y también las explicaciones cuando fueron necesarias.

Así comienza El tercer policía de Flann O´Brien. Este talentoso escritor irlandés es conocido, sobre todo, por ser el autor de En nadar dos pájaros uno de los experimentos metaliterarios más sorprendentes del siglo XX, que mereció los elogios de Joyce. Pero el resto de su obra no le va a la zaga por lo que a rareza y originalidad se refiere. El tercer policía, la novela que hoy comentamos, es tan insólita e inclasificable que O’Brien no pudo publicarla en vida y apareció de forma póstuma un año después de su muerte, en 1966. Aunque se inicia como si de una trama criminal se tratara, pronto el relato se adentra en terrenos fantásticos y se convierte en una sucesión de diálogos y escenas a cual más absurda, delirante y surrealista.

En la novela abundan los tipos excéntricos. Desde un filósofo disparatado, De Selby, quien afirma entre otras lindezas que la tierra tiene forma de salchicha o que la noche se produce por una acumulación de gases, a dos policías chiflados, Pluck y McCruiskeen, que creen que todos los delitos tienen relación con la sustracción de bicicletas y que el prolongado uso de éstas llega a contaminar la personalidad de sus dueños. El innominado protagonista y narrador es un admirador del tronado filósofo, sobre el que sueña con publicar un gran ensayo. Para conseguir el capital necesario accede a colaborar en el asesinato del avaro Mathers y robar su caja de caudales negra. La caja desaparece misteriosamente y el protagonista, decide ir a la cercana comisaría para que le ayuden a recuperarla. Allí se encuentra a los citados policías poseedores, nada menos, que del mapa de la eternidad que se encuentra en el subsuelo de Irlanda, ¿a que no lo sospechaban? Pero esta quizá sea una más de las alucinaciones que provoca el “ómnium”, sustancia misteriosa capaz de hacer realidad todos los deseos, con la que el tercer policía, Fox, ha transformado la comisaría y la vida de sus compañeros.

Baste esto como ejemplo del inaudito argumento de una novela cuya escritura parece haber sido improvisada por completo. Aun así, la portentosa imaginación del autor, su capacidad satírica, el tono jocoso con que aborda temas esenciales, y algunas gotas de intriga y sorpresas sabiamente dosificadas hacen de su lectura una experiencia alucinante. Sensación que se acentúa aún más con el final circular que nos coloca de nuevo al principio del sueño, o pesadilla, al que acabamos de asistir.

Publicada entre nosotros recientemente por la editorial Nórdica, esta asombrosa novela es altamente recomendable: El tercer policía de Flann O´Brien.

Javier Aspiazu

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