Nuria Labari, el 11-M y el fin del amor

Tenía mis reticencias a la hora de enfrentarme a esta novela. No porque tuviera como uno de los ejes narrativos la tragedia de los atentados del 11-M de 2004 en Madrid, sino porque temía encontrarme con la típica historia del periodista de turno que ha vivido un MCH (un “Momento Clave de la Historia”) y decide trasladar al mundo sus relevantes impresiones.  Y es que uno sabe enseguida, se cuenta en una nota preliminar, que la escritora vivió como periodista de la página web de El Mundo aquellos terribles sucesos que nos conmocionaron. Nuria Labari es una santanderina nacida en 1979, que estudió ciencias políticas en la Universidad del País Vasco, que ha desarrollado y desarrolla su vida profesional en la capital de España y que ha publicado antes un libro de relatos, Los borrachos de mi vida. En esa nota la escritora dice que “necesitaba regresar desde la ficción a la quiebra de sentido” que fue el 11-M para realizar “un ejercicio de superación”, porque la ficción, afirma, aporta a la realidad empatía “en su sentido más profundo”. Asegura la autora que “necesitaba personajes que no entendieran nada”, como ella, “perdidos, equivocados, atrincherados en alguna realidad tan sólida y carente de fisuras como puede ser el matrimonio, un puesto de trabajo o un colegio privado”. Y a ello se puso.

El resultado es fascinante. Nuria Labari crea un personaje inmenso, el de una mujer inmersa en una doble tormenta emocional. Por un lado LIBRO Cosas que brillan cuando están rotasuna periodista que se enfrenta cara a cara al horror, a las consecuencias más dramáticas del peor atentado terrorista de la historia de la España moderna, visitando morgues y entrando en contacto con los familiares desolados de las víctimas. Por otro lado una esposa y madre a la que acaban de abandonar su marido y su hija adolescente que se han marchado a Berlín. El marido le dice, a través de breves conversaciones telefónicas y largos correos electrónicos, que necesita espacio, que su matrimonio está vacío, que le es imprescindible saber qué sucede con ellos y que quiere conocer a su hija ahora que está abandonando la infancia. Una crisis de pareja en pleno 11-M. Y todo contado meticulosamente, diseccionado como un cirujano con un bisturí, y a tres voces. Porque oímos la voz interior y leemos los correos electrónicos de la periodista, Eva; también escuchamos a través de sus emails la voz de su marido Eric; y por último escuchamos a la tercera protagonista de esta historia a través de otra voz en tercera persona, la de la hija, Clara. Cada uno en su circunstancia, cada uno con su tormenta de emociones. Los tres perplejos ante lo que es difícil de entender. Y en dos paisajes muy diferentes: el Madrid del atentado, y el Berlín turístico de finales del invierno. La tragedia desde la cercanía y el drama desde la distancia.

Hay momentos extraordinarios en este libro: como la del recuento de las notas de recuerdo que la gente dejaba en las estaciones de Madrid; como la visita de padre e hija al Museo Judío de Berlín; o como los peculiares comentarios adolescentes y aparentemente descerebrados de la hija ante las cosas importantes y las cosas nimias (según los adultos) de la vida. Tres personajes principales y muchos más en el paisaje detrás de la batalla, principalmente los muertos y sus familiares y también la fauna que, por aquellos tiempos, pululaba por las pobladas redacciones de los diarios (parecen tiempos ya muy lejanos).

Entiendo el éxito secreto de este libro, que cuando yo lo compré a mediados de julio iba ya por su quinta edición. Un libro que nos demuestra que, como dice la autora, “la realidad supera la ficción”, pero en el que se demuestra que nada como la ficción para entender la realidad. Desde este momento Nuria Labari pasa a formar parte de mi lista de escritores favoritos.

Enrique Martín

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