Kirmen Uribe y la dignidad en tiempos de ignominia

Por fin se ha publicado el nuevo libro de Kirmen Uribe, uno de los escritores más interesantes que tenemos en nuestro país. Un libro titulado originalmente en euskera Elkarrekin esnatzeko ordua y que ha traducido al castellano con el título de La hora de despertarnos juntos, otro escritor vasco relevante Josemari Isasi. Una novela que a grandes rasgos podemos decir que habla de la memoria, el compromiso, el sacrificio y el amor, y que continúa con la línea de los dos trabajos narrativos precedentes de Uribe,  Bilbao-New York-Bilbao y Mussche (en castellano Lo que mueve el mundo), en los que el autor utilizaba hechos y personajes reales para transformarlos en materia literaria.

La memoria se revisa esta vez a partir de la historia de amor de una pareja de vascos, Txomin Letamendi, él, y Karmele Urresti, ella, que se conocen tras la derrota de la Guerra Civil, cuando el gobierno de Euskadi ha caído y desde el exilio se trabaja para que la memoria de los vascos no desaparezca. Una historia en la que otra vez un cuadro, como en Bilbao-New York-Bilbao, se convierte en el detonante de lo narrado. libro-la-hora-de-despertarnos-juntosEl cuadro es Noche de artistas en Ibaigane de Antonio de Guezala, y en él se puede ver a una serie de personajes de la alta sociedad bilbaína disfrutando de una fiesta en una gran sala de un palacete. El palacete es el hogar de Ramón de la Sota, el magnate naviero nacionalista, apoyo económico del PNV en sus primeros años de vida. En esa fiesta se conocen Txomin Letamendi, trompetista de la Orquesta Sinfónica de Bilbao y miembro de un grupo en el que se interpreta jazz, y Manu Sota, uno de los hijos del magnate, diletante y amante de la cultura, que con el paso del tiempo se convirtió en uno de los grandes apoyos del lendakari Agirre en las labores de propaganda y de mediación con el gobierno de los Estados Unidos. Manu Sota fue uno de los máximos responsables del grupo Eresoinka, un grupo de danza y música, que paseó los ideales vascos por todo el mundo. Allí se conocieron el trompetista y nacionalista Txomin Letamendi y la enfermera de Ondarroa y cantante aficionada Karmele Urresti. Y allí surgió el amor y una relación que solo truncó la dictadura franquista, y de la peor manera.

La novela comienza a finales de los años veinte del pasado siglo y concluye en el año 2011. Atraviesa un tiempo de esperanza y de florecimiento social, político, económico y cultural, el de finales de los veinte y los treinta, una guerra (esbozada mas que contada), el exilio en Francia y Venezuela durante la II Guerra Mundial (un tiempo de retorno a la esperanza ante la posibilidad de que los aliados acaben con la dictadura franquista) y un retorno desesperanzado a la patria en medio de una dictadura brutal y despiadada y casi abandonados ya por las potencias occidentales que priorizaron la lucha contra el comunismo antes que la caída de un régimen totalitario, pero tan anticomunista como ellas. La familia Letamendi-Urresti vuelve con sus hijos para que Txomin lidere las labores de espionaje y de resistencia antes de que todo se desmorone finalmente. El libro descubre algunas cosas sorprendentes, como que durante los años treinta se vive en Euskadi, en Bilbao, un auténtico renacimiento cultural, en el que entraban las corrientes artísticas y musicales que triunfaban en el mundo, en el que la modernidad estaba entre nosotros.  Aparte de los dos protagonistas de la historia hay muchos personajes impactantes. Está el lendakari José Antonio Agirre, siempre positivo, está François Nothomb, intelectual belga, gran amigo de los vascos y tío-abuelo de la escritora Amelie Nothomb, y está Manu Sota, uno de los hijos de Ramón de la Sota, un diletante cultural comprometido finalmente con la causa de Euskadi y la democracia que merecería tener su propia novela.

Hay algunas cosas que cambian con respecto a otros libros de Kirmen Uribe. Lo más relevante es que el escritor ya no está tan presente como en las anteriores novelas, ya no es tan protagonista, y al pasar a un segundo plano se refuerza el impacto argumental de lo que se narra, lo que permite que la Historia con mayúsculas, la de los grandes hechos, se funda mejor con la historia con minúsculas, la de las personas y las pequeñas cosas. Y hay otras cosas que se refuerzan: el amor por los personajes leales, que saben en todo momento lo que deben hacer; el amor por la tierra, la naturaleza y nuestro entorno; la defensa de nuestra identidad respetando las identidades ajenas. Todo contado con ese halo tan especial, cercano y entrañable, que revela el poeta que sigue habitando en el interior de Kirmen Uribe. A veces los personajes nos parecen demasiado de una pieza, demasiado nobles, pero es bueno creer que ha habido, hay y habrá gente así, ¿no?

El título del libro Elkarrekin esnatzeko ordua-La hora de despertarnos juntos está extraído de un poema del estadounidense Ezra Pound (que escribió para la revista vasca Hermes en los años treinta), un poema que concluye así: “y la vida no tiene nada mejor/ que esta hora de diáfana frescura,/ la hora de despertarnos juntos”. Un libro hermoso y revelador.

Enrique Martín

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