La falsa autoficción de Antonio Orejudo

Digámoslo ya: Antonio Orejudo es el mejor escritor español de las últimas décadas. Pocas personas podrán rebatir esto porque pocas personas conocen su obra, ya que Antonio Orejudo es, posiblemente, el más secreto de los mejores escritores. Tampoco es que parezca afectarle demasiado, el va a su bola, ha escrito cinco novelas en veinte años, cada una de ellas hija de su momento y radicalmente diferentes entre sí. Fabulosas narraciones por historias, su primer título resultó ser un volcado de todas las experiencias literarias que había acumulado Orejudo en los treinta años precedentes. Ventajas de viajar en tren estaría en la misma línea, pero con los materiales más controlados y el estilo más afilado. Llegaría después Reconstrucción, una novela histórica que no se parece en nada a las canónicas del género. Un momento de descanso es una comedia despiadada sobre ciertas maneras de la modernidad. Y ahora Los Cinco y yo, que podría parecer una biografía encubierta, y quizá lo es de alguna manera, es la más feroz crítica que se puede hacer sobre la manía de escribir autoficción y como hemos llegado a creer que este es el futuro de la narrativa. Tiene algún escrito mas, alguna novela corta, pero esas ya no las he leído. Y debería ponerme a ello porque como queda claro me gusta mucho el trabajo de Orejudo.

Nació en el 63 y le tocó disfrutar de las novelas de Enid Blyton en su infancia. Mala suerte, yo tuve al Guillermo de los Proscritos de Richmal Crompton y creo que salí ganando. Y eso parece que marcó su vida, aunque nunca se sabe si hay que creer lo que se cuenta aquí. Efectivamente el protagonista se llama como el autor y tiene un amigo de aventuras llamado Rafael Reig, sí, el escritor, amigo en la vida real, que suponemos ha cedido su nombre para encarnar al autor de un libro titulado After five donde, por ejemplo, se cuenta la vida real de los personajes protagonistas de la serie, algo que nunca sabremos cómo le sentaría a Enyd Blyton, pero que intuimos que está muy lejos de sus intereses. Al mismo tiempo cuenta su vida, seguramente inventándose la mayor parte, pero dando una sensación de realidad muy precisa y va haciendo análisis de las novelas de los aventureros infantiles que encajan mal con la bondad supuesta de estas lecturas para niños. El resultado es descacharrante, tremendamente divertido, malintencionado, Orejudo se ríe de los letraheridos, de los modernos por encima de todo, de los seguidores de modas contradictorias según el año y de sí mismo, depara momentos de gran intensidad y solo se permite aburrirnos un poco cuando imita a otros que nos aburren todo el tiempo.

Los Cinco y yo es una novela peculiar, crítica, contracorriente, extraordinaria. Si no la leen perderán una oportunidad. Y si la leen y no les gusta háganse la reflexión de que igual les gusta lo que aquí se denuncia. Y así sabremos todos donde estamos. Otra de las virtudes de Antonio Orejudo, la de ponernos a cada uno en nuestro sitio. Así es él. Lamentablemente publica poco y eso nunca se lo perdonaremos.

Félix Linares

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