Honor y gloria para Jaime Hernández, autor de EL FANTASMA DE HOPPERS (La Cúpula), el cómic que hoy reseñamos… Quede clara la admiración que siento por este creador, nacido en California y que nunca ha renunciado a sus raíces mejicanas. No voy a recordar al detalle sus comienzos, a principios de los años 80 del pasado siglo… Sin embargo, como la obra de Jaime Hernández tiene en la continuidad una de sus claves, he de mencionar el origen de todo, la revista LOVE AND ROCKETS, “Amor y Cohetes“, que nuestro autor y sus hermanos Beto y Mario, pusieron en marcha hace 30 años. Esa revista, que sacudió hasta sus cimientos el mundo del cómic independiente estadounidense, fue la pista de despegue del “Universo Hernández“… Un universo tejido, sobre todo, por dos de los hermanos, Jaime y Beto, con carreras paralelas pero diferentes. Ya he dicho al principio que soy fan de Jaime Hernández. Él es el creador de una pléyade de personajes que forman parte de la historia del cómic, y que a lo largo de tres décadas han crecido y evolucionado, como si fueran seres vivos. Lo que empezó como una saga de ciencia ficción, con insólitos añadidos de la cultura chicana, ha derivado al paso de los años en un soberbio culebrón… Una novela-río que nos sumerge en la vida, los sentimientos y los sueños de los protagonistas. Digo “los” como artículo neutro, aunque a fuer de sinceros tendría que decir LAS… Y es que el factor femenino es otra de las claves de los cómics de Jaime Hernández. Baste recordar que una parte importante de su obra se agrupa bajo el título de LOCAS, y que en ella narra las andanzas de varios personajes, la mayoría mujeres, entre las cuales dos brillan con luz propia, MAGGIE y HOPEY… Han pasado tres décadas desde que aparecieron por vez primera en un cómic, y hoy las encontramos tan frescas y vivas como al principio… Maggie es la protagonista principal de EL FANTASMA DE HOPPERS, una obra donde esta mujer oronda, pero sexy, hace frente de la mejor forma posible a los problemas cotidianos de la vida, que en su caso son poco cotidianos por la peculiaridad de la gente que le rodea. Y como ocurre en todos los cómics de Jaime Hernández, además del maravilloso dibujo en blanco y negro, atención a los personajes secundarios… Son todo un espectáculo, que redondea esta obra, y que nos hace esperar, ansiosos, la siguiente entrega.

Iñaki Calvo