“Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde”, escribió el gran Gil de Biedma. Va en serio y no hay vuelta atrás. El escritor Yoseba Peña, nacido en la localidad vizcaína de Sodupe, lo expresa sirviéndose del botón “reset” de los videojuegos: en la vida no se puede empezar de cero, apunta. Y ese es precisamente uno de los temas de su primera novela, publicada recientemente por Susa, bajo el título de Hodeien adorea.  En ella podemos constatar cómo, en unos minutos, todo puede cambiar tanto para nosotros como para lo que nos rodean. Pero concretemos. El autor nos lleva hasta un barrio humilde de la periferia de Donostia. A un piso en el que vive un matrimonio que, como tantos, emigró de Asturias en busca de un futuro mejor. El matrimonio tiene tres hijos: Txefe, mecánico, miembro, en su momento de Jarrai, asiduo de la Herriko Taberna de su barrio; Jon, el mediano, estudia Empresariales en la Universidad de Deusto, trabaja para pagarse los estudios, y tiene una novia de familia adinerada.; y el pequeño, Hodei, que es autista.

La desgracia se ceba en la familia cuando al salir Jon de trabajar una noche observa una paliza brutal que cinco jóvenes le propinan a un trapichero. Terminan matándolo. Desde el primer momento a Jon le corroerá una sospecha, una intuición: uno de los cinco criminales podría ser su hermano. La noticia salta a los medios de comunicación que barajan sus propias hipótesis y la acción de Jon, que denunció el asesinato, fue saludada como algo casi heroico. Pero como si de una novela de Patricia Highsmith se tratara, la tensión narrativa no descansará sobre si el hermano fue o no el asesino o sobre quién fue sino sobre otros dilemas, como el que tiene que enfrentar Jon al dilucidar entre incriminar o no a su hermano u otras reacciones inesperadas que irán desencadenándose a raíz del asesinato. En la novela va a pesar el hecho de que el narrador sea el asesinado, que hablará en primera persona. Hay que tener en cuenta que ese traficante no es de fiar y que tiene, claro, sed de venganza. Por lo tanto, ¿se puede creer en lo que nos cuenta alguien así?

Hodeien adorea relata, aunque sin renunciar a golpes de humor, la gestación de una catástrofe, que podría suceder en Donostia o en cualquier otro lugar. La tendencia a que las cosas se compliquen de un modo extraordinario es, por desgracia, universal. Agite todo con el ansia de venganza y espere.

Txani Rodríguez