Care Santos, melodrama en guerra

El melodrama es un género literario que parece haber vuelto con fuerza al terreno de la narrativa. Quizá nunca lo había abandonado. Y todos podemos recordar bastantes títulos de éxito que beben en la fuente del melodrama. Pero  el melodrama es muy difícil de hacer. Si te pasas en la ración de azúcar te queda un plato empalagoso. Si aplicas el pudor el género se desnaturaliza. Y hay que ser muy buen narrador para sujetar las riendas del coche del melodrama. Hubo un tiempo en que los autores lo manejaban con desvergüenza y el público no se avergonzaba de leerlo. Incluso hoy nadie se escandaliza si decimos que Dickens era un autor melodramático. Pero como ahora los géneros no tienen prestigio, aunque se leen más que nunca, casi todo el mundo trata de huir de ellos. LIBRO.El aire que respirasCare Santos, no lo hace. Asume con rotundidad su trabajo, hace la tarea de la mejor manera que sabe, y lo sabe hacer muy bien, y nos suelta unas novelas perfectamente estructuradas y narradas y documentadas y contadas.

El aire que respiras (Planeta) es un melodrama, cuenta las historias de una serie de personajes fácilmente identificables: el joven arrancado de su casa y lanzado a la aventura por el mundo, la mujer arrebatada por su amor, el caballero ilustrado de buenos sentimientos, el malvado arribista, el huérfano, la malcasada, los religiosos, en fin, todo el zoológico. Si me apuran, nada nuevo. Ahora bien, lo primero que deben saber es que Care Santos narra muy bien, con la sabiduría de quien es buen contador, así que tenemos ya un importante tanto a su favor. Todo fluye natural en su narrativa. Además sabe incluir la documentación sin que  ahogue a la narración y en las dosis necesarias para que el lector esté suficientemente informado y, si quiere saber más, busque las fuentes por su cuenta. Para que nada falte, va incluyendo una serie de elementos que separan los capítulos, aquí una biografía, allá un menú, acullá una ley o una norma de la época, que aportan cierta información además de romper de manera imaginativa la narración. Y, de repente opta por un segmento de literatura epistolar y coloca varias cartas. Mas allá te encuentras con un diario donde uno de los personajes va dando su visión de los hechos. Con ello demuestra la autora que sabe decidir cuál es la forma más adecuada para cada momento: una elipse que evita algunos episodios poco brillantes, una acción importante que ocurre fuera de plano para que pueda ser contada desde otros puntos de vista.

La verdad es que Care Santos no da tregua al lector y le mantiene permanentemente interesado en lo que está contando, algo que no se da mucho en las novelas actuales que siempre acaban estancándose por culpa del mal manejo de los elementos a tratar. Por supuesto no toda la novela es igual de intensa, hacia la mitad presenta cierto desfallecimiento, pero se recupera páginas adelante; los diálogos no son siempre arrebatadores, pero los hay muy brillantes, y la inevitable trama ambientada en el presente y que sirve de unión a los distintos episodios de la auténtica novela, es bastante inferior a la historia principal, pero, sinceramente, es de agradecer esta gozosa asunción del melodrama como genero a reivindicar y esta capacidad para contarlo de la mejor manera posible.

Félix Linares

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