El comictario. La recuperada magia de Satoshi Kon

En estos tiempos en los que todo cambia a gran velocidad, de vez en cuando es bueno hacer una pausa, relajarse y echar una mirada atrás. Aplicado al cómic, este tipo de pausas suele significar una búsqueda en nuestra biblioteca particular y el rescate y relectura de alguna obra que hace años nos dejó un buen recuerdo. A veces, este tipo de “maniobra de rescate” lo hace alguna editorial, que recupera un título de su catálogo. Y en ocasiones muy, muy escasas, convierte ese título en el primer número de una nueva colección. COMIC.Regreso al marPues bien, todas estas circunstancias concurren en el cómic Regreso al mar, del japonés Satoshi Kon, publicado en la década de los noventa del siglo pasado y con el que la editorial Planeta DeAgostini ha decidido inaugurar su nueva colección, bautizada Babel.

Regreso al mar es una historia bella y evocadora, dibujada con mano maestra por Satoshi Kon, discípulo inequívoco del gran Katsuhiro Otomo, el creador de Akira. El cómic está ambientado en Amite, un pueblito pesquero japonés protegido, según la tradición, por una sirena. A cambio de buena pesca y aguas tranquilas, los habitantes del pueblo tienen que cuidar un huevo de este ser mitológico, y devolverlo al mar en un plazo de 60 años que está a punto de cumplirse. El huevo está depositado en un pequeño santuario sintoísta, y es el hijo del sacerdote, un adolescente de nombre Yosuke, el encargado de cambiarle el agua cada siete días. El ambiente es de paz y tranquilidad, pero todo se rompe cuando el padre de Yosuke, en alianza con el alcalde, decide promover la construcción de un gran complejo turístico en el idílico pueblito. A partir de aquí, la historia da un giro de 180 grados: hay tensión y enfrentamiento entre los vecinos, y Yosuke, con ayuda de su abuelo y de una joven llamada Natsumi, empieza una lucha contrarreloj para salvar el hábitat natural de la sirena y cumplir el pacto que obliga a entregarle el huevo.

Regreso al mar es un cómic para leer despacio, en sentido de lectura oriental, y disfrutar de la presencia mágica de la sirena, casi siempre intuida, apenas vista, que consigue Satoshi Kon. Este gran dibujante falleció de forma prematura, a los 46 años, en agosto de 2010 y dejó también su huella en varias películas de animación (Perfect Blue, Millennium Actress o Paprika) galardonadas en festivales como Sitges o Montreal, certamen que el año pasado instauró un premio con su nombre.

Iñaki Calvo

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