Fracaso de Maiakovski, triunfo de Juan Bonilla

Si la vida de Vladimir Maiakovski es interesante de por sí, imaginen que la recrea uno de los autores  en lengua castellana más potentes de los últimos años. Dirán que exagero, pero es que a mí el pulso de la escritura de Juan Bonilla me convence. Tengo grabados  en mi memoria varios pasajes de algunos relatos suyos, créanme. Bien, ¿qué ha hecho el jerezano en este libro? Fundamentalmente una biografía heterodoxa, libre en la forma, trufada de ficción y provista de un brío insólito desde la primera página hasta la última (y atención que la última frase es redonda). LIBRO.Prohibido entrar sin pantalonesDa la sensación de que Bonilla se ha sumergido, incluso obsesionado, con Maiakovski y que la desenvoltura de su narrativa convierte en novelesca esta recreación de su vida. Además la disección no se detiene en el poeta sino que alcanza al régimen que  primero lo aupó y después lo fagocitó.

En Prohibido entrar sin pantalones podemos conocer la época del genio ruso y las luchas que enfrentaba a simbolistas, futuristas  y familia cercana: cubofututistas, acmeistas… Podemos también escuchar el eco de su estilo poético: No plantéis ningún árbol. Más bien/ quemad un bosque./ No tengáis ningún hijo./ Más bien pagadle un buen aborto a/vuestra novia embarazada./ No escribáis ningún libro./ Más bien matad a puñetazos a un poeta.

Como decíamos, la controvertida vida de Maikovski es impresionante en sí misma: comprometido con el comunismo, el estalinismo terminó por asfixiarle. Como el propio Bonilla afirma: “Maiakovski estaba hecho de vísceras, no de ideología: quiero decir, su ideología es completamente visceral”. La escritura de Bonilla corresponde a esa visceralidad y, en ocasiones, asume apartarse del academicismo para recalar en la forma de expresión que ahora mismo se escucha en la calle. “La novela está escrita para que Maiakovski la apruebe“,  ha declarado Bonilla.

Prohibido entrar sin pantalones supone la descripción de un fracaso y nos introduce en la trastienda del autor, en la época convulsa que vivió, en las decepciones y zozobras emocionales que le agitaron, en las traiciones de las que fue víctima, en la rutina que acabó por consumirle. Y todo recreado, firmado, ya digo, por el gran Juan Bonilla.

Txani Rodriguez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *