Los raros. Karel Capek ó el primer robot

LIBRO.RUR 2“(Oficina central de la fábrica de ROBOTS UNIVERSALES ROSSUM… Por las ventanas se ven interminables filas de edificios de la fábrica. DOMIN está sentado en una silla giratoria ante una gran mesa de despacho sobre la que hay una lámpara eléctrica, un teléfono, un pesacartas, un archivador de correspondencia, etc. De la pared de la izquierda cuelgan grandes mapas de las rutas marítimas y de los ferrocarriles, un gran calendario y un reloj que marca las doce menos unos minutos. En la pared de la derecha hay una serie de carteles colocados con chinchetas: “MANO DE OBRA BARATA”, “ROBOTS ROSSUM”, “ROBOTS PARA EL TRÓPICO. 150 DÓLARES CADA UNO”. “TODOS DEBERÍAN COMPRAR SU PROPIO ROBOT. ¿QUIERE USTED ABARATAR SU PRODUCCIÓN? ENCARGUE ROBOTS ROSSUM”….)”

Así comienza el primer acto de R. U. R. (“Robots Universales Rossum”), obra de teatro escrita por el checo Karel Capek, en colaboración con su hermano Josef, en 1920 y estrenada en el Teatro Nacional de Praga al año siguiente. El éxito fue inmediato y la obra, traducida enseguida a diversas lenguas, se representaba también en Nueva York y Londres a los pocos años.

Capek consagraba así una carrera literaria que, hasta el momento de su muerte en 1938, le convertiría en uno de los autores más populares de su país. En este drama que hoy comentamos, Robots Universales Rossum, se utiliza por primera vez la palabra “robot”, inventada por Josef Capek. Derivada del término “robota”, que significa trabajo en checo, se aplica a los autómatas con forma humana que se fabrican a gran escala en la isla Rossum, situada en algún lugar indeterminado del Pacífico Sur, y cuyo nombre se debe al científico que inventó la fórmula para fabricar a estos humanoides, destinados a liberar al hombre de la esclavitud del trabajo. Todo esto lo sabemos de boca del director, Harry Domin, quien se lo cuenta a la que será su esposa Helen, visitante de la isla, antes de que aparezcan en escena los cuatro técnicos que viven, junto a Domin, dedicados a mantener la enorme fábrica en activo. Los diálogos, que expresan las diferentes posturas éticas de los personajes, guardan perlas satíricas contra la sed de dominio del hombre, y en nuestra época de crisis global provocada por un capitalismo insaciable, siguen de plena actualidad.

R.U.R. es la obra que contribuye a establecer un arquetipo literario de la ciencia-ficción del siglo XX: el de la máquina que se rebela contra su creador humano. Todos los androides rebeldes que han venido después, en Blade Runner, Terminator, etc, han tenido como base esta obra de Capek, que es, ante todo, una acertada crítica contra los peligros de un progreso tecnológico sin ningún freno moral, cuyas consecuencias trágicas acababan de vivirse en la primera guerra mundial. En una clara analogía con la realidad, los robots de R.U.R. pasan de ser trabajadores infatigables a engrosar las tropas más disciplinadas y mortíferas, decidiendo al fin exterminar a la humanidad.

A pesar de la esperanzadora y algo ingenua conclusión, Robots Universales Rossum es una obra original, subyugante, animada en todo momento por el talante crítico y humanista de Karel Capek. La encontrarán junto a otro de sus textos fantásticos más conocidos, La fábrica de Absoluto, en Editorial Minotauro.

Javier Aspiazu

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