La liga de los caballeros extraordinarios es la última saga escrita por el genial guionista británico Alan Moore. Quince años hace que, junto al dibujante Kevin O’Neill, comenzó el relato de las andanzas de un selecto grupo de héroes victorianos que se enfrentan a todo tipo de malvados, monstruos y amenazas diversas, surgidas siempre de la cultura y el imaginario popular. El capitán Nemo, el aventurero Allan Quatermain, el doctor Jekyll, la heroÃna de Drácula, Mina Murray, y El hombre invisible, forman este grupo, llevado al cine con muy poca fortuna y que ha protagonizado algunos de los cómics más entretenidos que hemos podido leer en los últimos años. Y teniendo a tan magnÃficos personajes centrales y a un gran abanico de secundarios ocupando su creatividad, Alan Moore ha sido capaz de estirar el chicle sin romperlo, dando lugar a un “spin-off“, que es como se llama ahora a las secuelas, cuya protagonista es Janni Dakkar, ni más ni menos que la hija del capitán Nemo.
La descendiente del legendario marino es la nueva capitana del Nautilus, y surca los mares del mundo ejerciendo la piraterÃa y enfrentándose a tremebundos enemigos con la ayuda de avanzados ingenios. En la primera entrega de la serie, titulada Nemo. Corazón de hielo, nuestra heroÃna lidera una expedición a la Antártida en la que debe enfrentarse a las criaturas que soñó Lovecraft para Las montañas de la locura. La segunda parte, recién publicada, se titula Nemo. Las rosas de BerlÃn, y en ella la hija de Nemo se ve obligada a viajar a la capital alemana en una misión casi suicida para rescatar a su hija y a su yerno, que han caÃdo en las garras de los nazis.
Este es el argumento a grandes rasgos pero, como siempre ocurre con Alan Moore, la historia contiene infinidad de referencias y detalles que la hacen tan diferente como atractiva. Por ejemplo, BerlÃn es una ciudad con la estética de la pelÃcula Metrópolis, de Fritz Lang. El tirano no es Hitler, sino Hynkel, personaje extraÃdo de otra pelÃcula genial, El gran dictador, de Charles Chaplin. Aparecen dos clásicos de la literatura fantástica europea: el doctor Mabuse y el doctor Caligari, y asistimos al enfrentamiento definitivo entre la hija de Nemo y Ayesha, la mujer inmortal creada por el escritor Rider Haggard autor, entre otras obras, de Las minas del Rey Salomón.
Un rescate suicida, con personajes mÃticos y que transcurre en un escenario absolutamente fantástico. Y el encargado de dibujar todo esto es el siempre efectivo Kevin O’Neill, compañero de fatigas de Alan Moore desde hace quince años y que demuestra con su trazo ágil y estético que le tiene completamente cogido el pulso a la saga. Os recomiendo que no os perdáis Nemo. Las rosas de BerlÃn y, atentos, porque la tercera entrega está en camino, se desarrolla en la selva del Amazonas y aparecen robots nazis y monstruos. ¡Qué gozada, por favor! La espera se va a hacer muy larga.
Iñaki Calvo