El comictario. Ropa sucia, el talento de Pascal Rabaté

Pascal Rabaté, uno de los grandes del cómic francés, vuelve a las andadas, y lo hace con un argumento que ya abordó en su anterior obra: la venganza del marido cornudo. El año pasado Rabaté nos deleitó con Revienta, cerdo, la implacable revancha de un apacible carnicero contra su mujer infiel y su amante, que era también su mejor amigo. Esa historia marcó una senda que ahora Rabaté continúa con Ropa sucia, la crónica de un hombre que mata a una pareja por error al confundirles con su mujer y su amante, cumple veinte años de cárcel por ese crimen y sale en libertad dispuesto a cobrarse la deuda de sangre y honor.COMIC Ropa sucia

Martino Pierre, que así se llama nuestro protagonista, ha sido un preso modélico. Ni un incidente, ni una palabra más alta que otra, todo perfectamente planeado y controlado durante dos décadas para poder salir de prisión y emprender su venganza. Martino, un hombre en apariencia insignificante, actúa con la precisión y la frialdad de un psicópata. Localiza a su mujer, Lucette, y a su pareja, Gerard, con el que ha tenido cuatro hijos. Los seis conviven en la misma casa con otras tres personas: el novio de la hija mayor y los abuelos, Henri y Marie. En total, nueve piezas para el cazador Martino, que quiere eliminar a su mujer y a toda su nueva familia.

Sobre esta base, Rabaté construye un argumento con atractivas variantes. Por ejemplo, la familia de la que ahora forma parte su ex-mujer, los Verron, famosos en la zona por sus timos y sus líos, siempre al límite de la ley y acostumbrados al trapicheo y a aprovecharse de las ayudas y los subsidios públicos. Personas habituadas a las dificultades y que ahora deben enfrentarse a un asesino implacable. Poco a poco, Martino va avanzando en su planificada venganza, siembra el temor en el entorno de los Verron, la historia se va tensando y, por fin, llega el desenlace. Pero lo hace de forma tan inesperada, y precedido de tantos detalles de ironía y mala leche, que al lector no le queda otra que elogiar el fino trabajo de Rabaté, un auténtico maestro en eso tan complicado que son las emociones humanas.

En esta ocasión, igual que hace un año, se encarga solo del guión, y el dibujo corre a cargo de Sébastien Gnaedig, autor cuyo estilo plano y frío le viene como anillo al dedo a esta novela gráfica que forma parte ya de la lista de imprescindibles del año. Ropa sucia, un cómic excelente publicado por Planeta. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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