Leonor de Recondo y el amor en el exilio

Leonor de Recondo (1976) es una gran violinista francesa especializada en música de cámara y barroca, que cuando tiene un poco de tiempo entre gira y gira, escribe. Comenzó a publicar libros en el año 2010. El primero que se tradujo al castellano fue Pietra Viva, en la que narraba la historia del escultor Miguel Ángel Buonarroti en el año 1505 y se contaba como rehacía su vida en las canteras de Carrara tras la muerte de su amante Andrea. El año pasado consiguió un gran éxito en Francia con Amours, un libro que aparecerá en breve publicado por Minúscula. Ahora se acaba de publicar este Sueños olvidados, libro editado originalmente en 2012 y que está basado en la vida de sus abuelos paternos y su propio padre.

El libro narra la historia de una familia vasca que al inicio de la Guerra Civil del 36 decide dejar todo cuanto tiene en Madrid e Irún y cruzarLIBRO Sueños olvidados el Bidasoa para instalarse en Iparralde, en Hendaia. La familia está compuesta por Aita y Ama (los abuelos de Leonor de Recondo) y sus hijos Otzan, Zantzu e Iduri (el padre de la autora). A ellos se unirán los padres de Ama y los hermanos de ésta, perseguidos por el nuevo régimen fascista por sus actividades políticas. La familia se instala en una casona de una vieja conocida. Allí, desde la lejanía-cercanía a su hogar, verán pasar el tiempo con angustia y melancolía, porque todos pensaban que esa estancia duraría muy poco y pronto podrían volver. Además los primos de Ama y sus hermanos serán encarcelados en el siniestro campo de concentración de Gurs, aunque luego volverán al hogar de los exiliados. Las cosas se complicarán para la familia con el inicio de la II Guerra Mundial, y la invasión nazi, lo que les obligará a dejar Hendaia y aceptar la oferta de vivir y trabajar en una granja de Las Landas, donde el tiempo irá cerrando poco a poco las heridas de los adultos, aunque no del todo, e irá abriendo un futuro francés para los niños.

El libro es duro y triste, pero maravilloso. Leonor de Recondo tiene una escritura cristalina, limpia, sencilla y sin aditivos, precisa y hermosa; una especie de oralidad exquisita. A esta sensación de cercanía contribuyen los puntos de vista elegidos para narrar la historia. Por un lado hay una voz en off que parece venir del hoy, que parece un descendiente de los protagonistas del relato, una voz que les trata con cariño, comprensión y admiración. Y por otro lado está la voz de Ama que en un diario, escrito a trompicones y con muchos saltos en el tiempo, reflexiona sobre todo lo que le está pasando a su familia. Una familia que permanece siempre unida a pesar de las dificultades, porque como dice Aita, como un mantra, “estar juntos es lo único que cuenta”. Pienso de todas formas que en el fondo Leonor de Recondo más que contar una historia de guerra y exilio centrada en su familia, ha querido contar la historia de amor de sus abuelos, una historia corriente, pero a la vez extraordinaria, que superó todas las dificultades y que llegó hasta el final como una llama viva y vigorosa, una llama hecha de admiración, pasión y comprensión. Un libro extraordinario.

Enrique Martín

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