¿Pero dónde narices está el futuro, señor Sartori?

Me interesa el futuro porque es el lugar donde vamos a vivir, así que un libro como La carrera hacia ningún lugar, que según confesión de su autor en el prólogo, podría haberse titulado En marcha hacia el colapso, me interesó inmediatamente. Comienza Sartori haciendo historia, bueno no es algo que uno espera de un libro tan breve pero como el hombre recorre los siglos en media docena de páginas nos quedamos expectantes. En el segundo capítulo, el mas largo de los diez que contiene, se empeña en analizar las revoluciones y llega a la conclusión de que todas las revoluciones han sido nefastas salvo, quizá, la restauración meiji, que no estuvo mal, vamos, pero que es como decir que la revolución mas influyente en Occidente fue el pase de la Inglaterra victoriana a la eduardiana. Por fin el tercer capítulo parece avanzar en el tiempo con un título tan atractivo como El sistema electoral perfecto existe. Bien, vamos a ello.

Parece que al autor le gusta el bipartidismo, las elecciones a doble vuelta, la eliminación de tanto grupúsculo que molesta en el escenario LIBRO La carrera hacia ningún lugarpolítico. El sistema político perfecto para él es el que prescinde de coaliciones, es decir el que permite justamente lo anterior, lo que a él le gusta. Y así, a la altura de la mitad del volumen el hombre empieza con la guerra contra el Islam y esas afirmaciones tan contundentes sobre si esto es una guerra de supervivencia de civilizaciones, de “o son ellos o nosotros”. Sartori salta de ahí a los problemas de la emigración y para que no se diga propone soluciones, por ejemplo, la concesión de la nacionalidad revocable a los que llegan de otros países como una garantía de que se van a portar bien. A estas alturas ya ha repetido que los gobernantes no están a la altura, dejando claro que no lo están porque no proponen mano dura con los ciudadanos. Y recuerda que está muy bien eso de lanzarse al agua para salvar una vida, pero que habremos perdido dos si no estamos preparados para hacerlo. Y como solución para los problemas de Italia propone que la iglesia invierta sus tesoros en la alimentación de los pobres. Lo que le sirve para saltar a la última discusión: ¿Cuándo un ser humano empieza a ser persona? ¿En el momento de la fecundación? ¿Cuarenta días después como proponen algunas religiones? ¿A partir del nacimiento? ¿Cuándo la inteligencia se manifiesta?

Bueno, al margen del chiste tonto de que por este método algunos seres jamás podrían ser considerados personas, ¿qué discusión es esa, sobre en qué momento entra el alma en el cuerpo de un ser humano? ¿Esto es el futuro? Yo entiendo que bastante tiene Giovanni Sartori, a sus noventa y dos años, con escribir un libro. Igual no podemos pedirle que hable del futuro porque eso conlleva especular y quizá ya no tiene la cabeza para ruidos. Tampoco deberíamos exigirle un pensamiento original sobre estos asuntos ya manoseados, pero ¿de verdad tenía que terminar con el asunto del alma y el cuerpo? Me entra la risa. Y me quedo con las ganas de cómo va a ser el futuro aunque espero ir descubriéndolo poco a poco, como todos.

Félix Linares

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