El tocho. La I Guerra Mundial, según Barbara Tuchman

Los libro-los-canones-de-agostohombres fueron a la guerra con sentimientos contradictorios y muchas ideas. Entre los beligerantes, algunos pacifistas y socialistas se oponían a la guerra en lo más íntimo de sus corazones, mientras que otros, como Rupert Brooke, le daban la bienvenida… Los alemanes experimentaban unos sentimientos similares. La guerra había de ser, escribió Thomas Mann “una purificación, una liberación, una enorme esperanza. La victoria de Alemania sería una victoria del alma sobre el número. El alma de Alemania es opuesta al ideal pacifista de civilización, ya que ¿acaso la paz no es un elemento de corrupción civil?”.

Este es un fragmento de Los cañones de agosto de Barbara Tuchman.

En este año del centenario de dos de las batallas más cruentas de la I Guerra Mundial, la de Verdún y la del Somme, sigue estando plenamente vigente el ensayo, ya clásico, de la historiadora norteamericana Barbara Tuchamn, ganadora del premio Pulitzer en 1962. La autora cuenta con profusión de detalles y gran dramatismo los sucesos de las cuatro primeras semanas de la guerra, porque, como indica el subtítulo de la obra, 31 días de agosto que cambiaron la faz del mundo, este primer mes determinó el curso de todo el conflicto.

Tuchman muestra cómo, merced al espionaje, Alemania y Francia conocían sus respectivos planes militares, pero, aun así, decidieron seguirlos al pie de la letra. Mientras los alemanes penetraban por el flanco izquierdo francés, a través de Bélgica, de acuerdo al Plan Schlieffen, los franceses respondían atacando sin éxito en Alsacia y Lorena, siguiendo el llamado Plan XVII. La superioridad artillera alemana se hizo evidente desde los primeros días y solo tres factores conjugados impidieron el rápido triunfo de los germanos: la resistencia de Bélgica que se negó a mantenerse neutral y consiguió retrasar algunos días el avance alemán; la intervención rusa en el frente oriental, que obligó a enviar varias divisiones alemanas desde Occidente para reforzarlo; y la precipitación del general Von Kluck, que considerando a los franceses completamente derrotados tras la batalla de Charleroi, adelantó su ejército en exceso, exponiendo su flanco al oportuno contraataque francés. A partir de ahí, el frente se estabilizó y se produjo el atrincheramiento general de las tropas.

Todo esto lo relata Tuchman con una prosa brillante describiendo con suma destreza a militares, políticos y embajadores de quienes pone al descubierto virtudes y miserias. Exhibe, además, una sorprendente capacidad para crear intriga, tanto en la narración de los tensos preliminares de la guerra, considerada inevitable, como en el transcurso de este primer mes. En el que, entre otros precedentes negativos, se sacrificó la neutralidad de un país como Bélgica, en interés de la estrategia, y se estableció la represión sistemática contra la población civil.

Por el gran dominio del tema y su calidad literaria, este es el libro inicial que debiera leer todo interesado en el estudio de la primera guerra mundial. Encontrarán Los cañones de agosto de Barbara W. Tuchman, en RBA Editores.

Javier Aspiazu

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *