El comictario. Juliette, el retorno de Camille Jourdy

En el año 2010, la dibujante francesa Camille Jourdy se llevó el premio al autor revelación en el Festival de Angoulême. Un premio inesperado, según reconoció ella misma, por el que era su trabajo de fin de estudios, una historia costumbrista titulada Rosalie Blum. Aquel cómic, que narraba las vivencias, vigilancias, amores y desamores en un pequeño pueblo lleno de personajes peculiares, fue todo un éxito e incluso tuvo su correspondiente adaptación cinematográfica en 2015. Tras recibir el premio, Camille Jourdy confesó que se inspiraba en la gente ordinaria y en el entorno que le rodea, y que la timidez de alguno de sus personajes era la de ella misma. Una fórmula que funcionó y que ahora repite en su nueva obra, Juliette, con otra mujer como protagonista principal y un montón de deliciosos secundarios.

Juliette vive y trabaja en París, pero comic-julietteúltimamente está baja de ánimo y sufre ataques de angustia. La gran ciudad no es el lugar idóneo para recuperarse y decide volver a su pueblo natal, donde le espera el calor familiar, pero también los recuerdos y fantasmas del pasado. Juliette se aloja en casa de su padre, un hombre torpe y de pocas palabras que vive solo desde hace 20 años, cuando su mujer le abandonó para dedicarse a la pintura y a la vida bohemia. Se reencuentra con su hermana Marylou, madre de dos hijos, agobiada con su papel de ama de casa y trabajadora de la limpieza, y que una vez a la semana mantiene furtivos encuentros con su amante, el dueño de la tienda de disfraces del pueblo. Visita a su abuela, una anciana que poco a poco lo va olvidando todo por culpa del Alzheimer. Y en su recorrido por las calles que tan bien conoce, Juliette llega a la casa donde pasó su infancia y descubre que está habitada por un soltero cuarentón, el señor Georges, un hombre solitario que se siente inmediatamente atraído por ella, aunque la tristeza que invade a nuestra protagonista hace difícil la posible relación.

El pequeño microcosmos local se enriquece con la aparición de la madre que se marchó hace veinte años, una mujer alegre, vestida de colores y que cambia de amante cada poco tiempo. El contrapunto a la vida que llevan su marido y sus dos hijas. Todos estos personajes configuran una historia repleta de detalles y pequeñas cosas, realzadas por el particular estilo de Camille Jourdy. Sus viñetas, plenas de color y dulzura, merecen el calificativo de “dibujo de repostería“, pero tranquilos, que nadie tema un subidón de azúcar. La autora sabe añadir las convenientes dosis de dolor y amargura para que Juliette sea una deliciosa receta agridulce que se degusta con enorme placer. No os la perdáis.

Iñaki Calvo

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