The best of… Harkaitz Cano, el cuentista

Mecanografiak es el título de la antología de cuentos de Harkaitz Cano (el título incluye, por tanto, el apellido del autor donostiarra) que ha preparado la escritora Irati Jiménez. Aunque se trata de una antología incompleta (creo que es vocación de la antología ser incompleta), como señala la propia Jiménez en el prólogo, lo cierto es que ofrece una jugosísima selección de relatos extraídos de la mayor parte de los libros de este género publicados por Cano (por ejemplo, de Bizkarrean tatuaturiko mapak, Neguko zirkua o del más reciente Beti oporretan), también se suma algún texto que no se había publicado en euskera y cuentos que habían sido editados en prensa o en obras colectivas. Pero además de explicarnos los entresijos de la selección, Jiménez sitúa muy bien al antologado y destaca su versatilidad y su pasión por las letras y su transmisión, tan vivaz: “Zeuri ere gertatuko zaizu, behin baino gehiagotan, ipuin hauek irakurtzerakoan literatura bila joan eta bizitza besarkatzen duzula sentitzea, edo alderantziz”.

En Mecanografiak nos reencontramos con algunas de las biografías ficticias que realizó para la radio -destaca el estremecedor texto sobre Chopin– y regresamos también a Bizkarrean tatuaturiko mapak, un personalísimo libro de viajes. En esa sub-selección, sorprenden textos tan hermosos como el que brinda a Lisboa: “Lisboa itsas amildegi batetik behera suizidatzera zihoan hiria da, azken momentuan damutu eta ia zintzilik geratu dena kresalaren pozoitik salbu oraingoz, baina nork daki noiz arte”. Confiesa Jiménez en el prólogo que su cuento preferido es Argentinar lotsatia, el que abre esta antología, y lo cierto es que es también uno de mis favoritos. Incluido en el libro Neguko zirkua narra  la relación de un niño con su padre, un buscavidas alcohólico con un punto de loco encantador, y reflexiona sobre las herencias emocionales. El relato incluye un cameo de Julio Cortázar, un divertido recurso metaliterario al que el autor ha acudido en más ocasiones.

Es difícil quedarse con un solo relato, pero a mí me gusta mucho Igerilekuak, que describe una fiesta de adolescentes en la casa de los padres de uno de ellos. Un cuento que aloja, entre baños en la piscina, tequila y bromas, una bomba de relojería. Pero como decía es difícil seleccionar solo uno, y tiene que ser muy difícil seleccionar cuentos de Cano, por el altísimo nivel medio que tienen. Por eso creo que es un meritorio el trabajo que ha realizado Irati Jiménez. Desde luego, logra ubicar la cuentística de Cano y nos muestra su obra en lo que a relatos se refiere. Si aún no habéis leído los cuentos del autor de Twist podéis empezar por aquí e ir tirando luego del hilo, y si ya lo habéis leído creo que merece la pena hacerse con la antología por la visión panorámica que ofrece y que refleja a un autor capaz de transmitir a veces con desenfado, otras con intensidad, siempre con clase, su amor por las historias.

Txani Rodríguez

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