Los sobresalientes cuentos científicos de Benjamín Labatut

Benjamín Labatut es un escritor que tiene cuarenta años, una azarosa existencia y tres libros. Y yo no lo conocía. Menos mal que a la editorial Anagrama le ha dado por publicar Un verdor terrible y eso ha facilitado nuestro encuentro. Supongo que a él le vendrá bien porque el libro me ha gustado y voy a hacer una valoración crítica positiva y quizá alguno de ustedes se sienta impulsado a comprar y leer este libro, lo cual es siempre el objetivo de cualquier escritor, que lo lean y que, mejor aún, lo compren. También quiero advertirles que siento una cierta fascinación por los autores de narraciones que tienen que ver con la ciencia. Yo creo que fue porque leí En busca de Klingsor por lo que desarrollé una cierta atracción por los libros de Jorge Volpi y me han gustado todos, menos Una novela criminal.

Como veis mantengo controlado mi fetichismo admirativo. Me gustó El arcoíris de la gravedad y La medición del mundo, también El metro del mundo y, por supuesto La historia de tu vida, narraciones de diferentes autores todas ellas relacionadas con la ciencia. Ý ya entrando en Un verdor terrible me ha gustado Azul de Prusia, que va de un pigmento sintético relacionado con el gas Ziklon utilizado en las cámaras de gas nazis. Labatut hace un recorrido por la historia de este color, de su creador, de los pasos que lo llevaron al siglo XX, de su conversión en agente asesino y de mil cosas más. Y esto es solo el principio porque este es un cuento, y no de los más largos, de los cinco que componen el volumen.

Después nos habla en otro  de un tal Karl Schwarzschild que un día de la I Guerra Mundial le escribió a Albert Einstein explicándole sus propios escritos y como entre esa guerra y la siguiente se implantó la teoría de los agujeros negros. Y más allá aún, de Heisenberg y Schrödinger que no se aguantaban a pesar de que ambos eran unos genios y sus biografías se cruzaron más de lo que hubieran querido ellos y menos de lo que nos habría convenido a nosotros. Pero, bueno, que hay mas científicos y sabios pululando por estas páginas y Labatut nos explica lo que hicieron y por qué y lo hace utilizando la literatura, es decir no solo la narrativa, sino que impregna estas páginas de conocimientos necesarios y los adorna con una escritura elevada a la altura de la importancia de lo que cuenta.

Es tan corto este libro, doscientas páginas de nada, que da un poco de rabia que se acabe y creo que no es solo porque me interese la ciencia y me gusten los escritores que se atreven con ella y pienso que, quizá, ese mismo contenido y su complejidad hace que estos escritores sean también muy buenos literatos y nos asombren con su narración. Tengo que buscar La Antártica empieza aquí y Después de la luz, que son los libros anteriores de Labatut, aunque sean diferentes, aunque sean trabajos de primerizo. Alguien que está a este nivel en su tercer libro ha tenido que ser bueno desde el comienzo. Y si usted no siente interés alguno por la ciencia pero si por la literatura lea igualmente este libro. Si no le interesan ninguna de las dos cosas ni lo intente. Pero entonces ¿qué hace leyendo esto?

Félix Linares

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