La honestidad brutal de Anna Starobinets

Conocimos a Anna Starobinets a través de la editorial Nevsky Prospects. Esa editorial publicó libros como La glándula de Ícaro o Una edad difícil, con los que comprobamos la enorme calidad de los muy inquietantes relatos que escribía esta autora a la que la crítica bautizó como “la Stephen King rusa” y que  fue galardonada con el premio de la Sociedad Europea de Ciencia Ficción  como mejor autora de este género. El caso es que  Nevsky cerró y yo, al menos, le perdí la pista. Recientemente, la editorial Impedimenta nos ha permitido reencontrarnos con Starobinets a través de Tienes que mirar, un libro que, aunque no es de ficción, resulta también terrorífico. ”Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta convertirse en la protagonista de un cuento de terror. Dudé mucho tiempo si merecía la pena escribir este libro. Es demasiado personal. Demasiado real”, leemos en el prólogo. Finalmente, la autora se decidió a darle forma guiada por la esperanza de que el libro pueda ayudar a otras personas.

Pero, ¿qué cuenta Tienes que mirar? Cuenta lo siguiente: en 2012, en una visita rutinaria al médico, Anna Starobinets descubre que el niño que esperaba, su segundo hijo, tiene una grave malformación que afecta a los riñones y que no sobrevivirá. Comunica la mala noticia a su marido y a su hija, se deprime, se enfurece, pasa horas muertas en foros de Internet, y comprende pronto que tendrá que interrumpir su embarazo, pero la legislación rusa establece que ninguna clínica está autorizada a practicar abortos tardíos. Con lo que solo tenía dos opciones: la sección de ginecología de algún hospital de enfermedades infecciones o una clínica privada en el extranjero. Ella ya había decidido, antes de que todo se complicara, que quería dar a luz en una clínica privada porque, señala, los médicos están mejor cualificados y disponen de mejores aparatos. Comienza la autora un peregrinaje por distintas instituciones sanitarias en las que, en demasiadas ocasiones, la tratan con muy poca humanidad y ninguna empatía. Le hacen sentir como una “rata”, dice, cuando comprueban que ese niño que esperaba no sobrevivirá. Y ella entiende o reivindica que debería tener derecho a decidir cómo y dónde quería interrumpir su embarazo, que se trata de su cuerpo.

Hay momentos tremendos en el libro que no quiero desvelar, pero que sí me atrevo a decir que impactan; Starobinets, además, ha contado su historia de manera frontal, con nombres reales, con detalle y con mucha honestidad. Tienes que mirar es una crítica brutal a la Sanidad Pública, y también a la Sanidad Privada, de Rusia, a la falta de humanidad de muchas personas y  de algunos profesionales sanitarios frente a la desdicha ajena,  a la falta de libertad de la mujer para decidir qué hace con su cuerpo, y es también un libro sobre el duelo y sobre la reconciliación con la vida.

Txani Rodríguez

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