Miquel de Palol, un tesoro escondido

Es algo frustrante leer a Miquel de Palol. Sabe tanto este hombre y sobre tantas cosas, tienen sus libros tal cantidad de referencias, que uno siempre tiene la sensación de quedar muy lejos de las posibilidades de un lector ideal, de no estar a la altura, de no ser merecedor de estas novelas. Descubrí a Miquel en El jardín de los siete crepúsculos, una obra desmesurada en todos los sentidos, de muchas páginas y multitud de historias, algunas descabelladas, otras vulgares, todas intensas. Después le he seguido en otros cinco volúmenes de medidas mas reducidas pero igualmente llenos de inventiva, con mucha sabiduría y sentido de la narración y, también, con estructuras diferentes y atractivas. Pero un día la editorial Anagrama LIBRO.Un hombre vulgarle retiró la confianza, ya se sabe que no hay demasiados lectores para este tipo de escritos, y parecía que habíamos perdido las traducciones al castellano de Palol. Ahora 451 Editores recupera a un autor muy interesante, y también muy raro. Un hombre vulgar parece formar parte de un ciclo, Ejercicios sobre el punto de vista, del que sería el segundo título, el correspondiente al Apólogo, aunque no conozcamos la nouvelle que inicia el ciclo solo publicada en catalán. Pero estamos hablando de novelas independientes, así que debemos juzgar Un hombre vulgar y rezar por que algún día se traduzcan el resto de escritos de este autor. Una vez mas, Miquel de Palol, crea sus ficciones basándose en sus intereses, aquí principalmente la música, aunque también la arquitectura y otras disciplinas artísticas, con lo que nos presenta a un restaurador de órganos que, junto con su equipo, se pone a la tarea de reparar uno en una ciudad que resulta ajena para él. Allá va nuestro hombre, convencido de su destreza en el oficio, aunque con ciertas inseguridades quizá porque se encuentra en un momento en que, por edad, le corresponde un discreto retiro, buscando nuevas experiencias, esperando nuevas emociones. Y las encuentra, claro, desde la relación amorosa con una periodista a una acusación de asesinato. Lo verdaderamente curioso de esta novela es que deja bien claras las intenciones del autor, porque hay cosas que parecen metidas algo forzadamente para demostrar que esto es una novela y no un ensayo, que son olvidadas cuando conviene y personajes que aparecen solo para que nuestro protagonista tenga oportunidad de hablar sobre determinados temas y después se marchan. Y algunos asuntos, por ejemplo la amenaza de un vampiro, parecen obedecer simplemente a una debilidad momentánea por los gustos mayoritarios, o a un juego que no ha conseguido llegar a desarrollarse plenamente. Es esta una obra personal, está al servicio de los deseos del autor. Solo falta que esas intenciones coincidan con los gustos del lector, que en mi caso ocurre, aunque entiendo que este despliegue de ingenio y documentación, puede resultar excesivo para quienes están pendientes de las listas de ventas. Aún entendiendo que Un hombre vulgar no es la mejor de las novelas de Miquel de Palol, que puede resultar agobiante por las razones anteriormente apuntadas y porque hay líneas narrativas no convenientemente cerradas, creo que deberían ustedes intentarlo. Y si nos les gusta, tan amigos. Pero no dejen pasar la oportunidad de conocer al autor de su vida. Bueno, uno de ellos. Y así es posible que sigamos disfrutando de Miquel de Palol.

Félix Linares

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