Advertencia previa: no me gustan las historias de zombis. No acabo de verles la gracia, o el susto, a esas masas incontroladas, hambrientas y descerebradas. No me vale la idea de que tarde o temprano todos estaremos como ellos, muertos, o la metáfora de que ya somos como ellos. No tienen el encanto de los otros famosos no-muertos, los vampiros, o la terrorÃfica presencia de los espectros en los mejores cuentos de terror. Me parece que los zombis no tienen demasiado recorrido como personajes. Ya sé que no son ellos los protagonistas de estas historias, sino los humanos acosados, pero todas suelen tener el mismo esquema. Me sorprende la abundancia de zombis en el cine, incluso en alguna comedia; en los cómics, hay colecciones como Los muertos vivientes y versiones zombi de superhéroes americanos; y en la literatura con series de gran éxito (en el primer número de una de ellas ya anuncian los cuatro números siguientes) y con pastiches de clásicos como las adaptaciones de Orgullo y prejuicio y El lazarillo con zombis en su interior. Incluso hay libros con consejos para sobrevivir a una invasión de muertos vivientes. Bueno, me dije, vamos a ver por qué se bendice el agua. Después de leer los números publicados de Los muertos vivientes, la serie de cómic de prestigio, sin encontrar demasiado encanto a unas aventuras que deben demasiado a la versión de George G. Romero en el cine, la he emprendido con este volumen que incluye a algunas de las mejores firmas de la literatura fantástica con la esperanza de que no me defraudarÃan. Bien, puedo decir que el experimento ha salido muy bien. Hay aquà una buena colección de relatos que incluyen diferentes visiones del mundo con no-muertos empezando con la versión mas o menos original de los zombis resucitados por los ritos caribeños y terminando con la extinción de la especie humana en la lÃnea de La noche de los muertos vivientes y secuelas. Y, en medio, narraciones que nos hablan de la utilización de estos seres en la polÃtica, en los medios laborales, en la economÃa, en el sexo. La antologÃa comienza con un magnÃfico relato de Dan Simmons sobre una maestra que sigue enseñando a niños zombi en medio de la desolación y termina con el fin del mundo representado como una obra de teatro en un cuento escrito por John Langan. En medio Michael Swanswick plantea un estremecedor panorama de tráfico de cuerpos, Jeffrey Ford nos presenta un melancólico relato de identidades cruzadas, Joe Hill una historia de amor en la que los únicos zombis son los actores que protagonizan una pelÃcula del género, George R. R. Martin una desesperada historia de amor y sexo en un entorno hostil, Neil Gaiman una sórdida narración sobre imposturas y Scott Edelman una serie de intentos de narrar lo que ocurre cuando los zombis dominan la tierra, entre otras joyas. Porque la verdad es que la media de la antologÃa es muy alta y autores totalmente desconocidos tratan con ingenio y novedad un asunto que parecÃa haber agotado todas sus posibilidades. Pocos son los que no están a la altura. Harlan Ellison y Robert Silverberg, facturan conjuntamente un cuento bastante tópico sobre un músico resucitado intermitentemente que no supera el aprobado y Joe Landsdale nos ofrece un western telúrico que roza el ridÃculo. Son las excepciones en un conjunto que merece la pena leer, en ratos perdidos, aunque, como es mi caso, no se sea fan de los zombis.
Félix Linares
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