SabÃa que la querÃa con solo mirarla. Lo veÃa en sus andares, en su mentón, en la forma de quedarse pensativa, hasta en la tierna pose recatada que adquirÃa sobre la taza del inodoro. Nada habÃa tan claro, tan evidente, tan incontestable, los dÃas pares.
Roberto Moso