El comictario. El Beto Hernández más grande ha vuelto

El cómic que hoy nos ocupa lleva la firma de Beto Hernández, uno de los grandes del noveno arte y creador del pueblo llamado Palomar, un microuniverso donde muchas de las cosas que ocurren llevan el sello del  “realismo mágico“, ese género literario nacido del genio de autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez. Beto Hernández y sus dos hermanos, Jaime y Mario, nacidos todos en California de padres mejicanos, irrumpieron de forma brillante en el mundo del cómic en los años ochenta del pasado siglo con la serie Love & Rockets, Amor y CohetesCOMIC.Tiempo de canicas, un espléndido experimento que mezclaba la ciencia ficción y las relaciones amorosas, cóctel aderezado con un curioso toque hispano.

Luego, Beto se centró en su universo de Palomar y en uno de sus principales personajes, Luba, con una abundante producción interrumpida en 2008. Ese año, decide dar un giro a su trabajo y opta por una línea más áspera, una etapa que nos ofrece la peor cara de Beto Hernández, con guiones confusos y faltos de interés. Y ahora, por suerte, parece que se acabó la sequía creativa y Beto vuelve a estar inspirado. Su última obra, titulada Tiempo de canicas, nos sumerge en el maravilloso e irrepetible mundo de la infancia. El escenario es la Norteamérica de los años sesenta, y los protagonistas son un grupo de niños y niñas que viven con emoción pequeños sucesos en apariencia irrelevantes. Momentos mágicos, de esos que quedan en el recuerdo para toda la vida y que van formando a los adultos del mañana. Con sutileza, diálogos cortos y silencios muy expresivos, asistimos a las peripecias de un niño llamado Huey y de sus hermanos Junior y Chavo. Él es el mediano, le gustan los cómics y su cabeza siempre está ideando aventuras que comparte con sus amigos. El relato está lleno de juegos y peleas infantiles, béisbol, la magia de las series de televisión y los primeros escarceos amorosos. Hay dosis de fantasía, misterio y acción, todo ello rodeado de una tranquilizadora cotidianidad. Y un dato llamativo: no aparecen adultos en esta historia. Se les menciona alguna vez, pero brillan por su ausencia.

Tiempo de canicas, de Beto Hernández, un cómic simple en apariencia pero dotado de una gran profundidad. Lectura más que recomendable que publica en castellano Ediciones La Cúpula.

Iñaki Calvo

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