Imaginémonos una vida, que se transforma en miles de vidas. Es como un fuego de artificio. Comienza con el lanzamiento estruendoso de un artefacto pirotécnico, una línea imperceptible en la oscuridad, que finalmente se abre como una palmera luminosa. Así es la vida de la protagonista de esta extraordinaria novela. Ella se llama Ursula Todd. Nace una fría noche del invierno de 1910. Y nada más nacer muere. ¿Ó no? Porque unas páginas después vuelve a nacer, la vemos crecer… y fallece de una caída. ¿Ó no? Porque nace otra vez y vive unos años más, pero muere ahogada en una playa. ¿Ó no muere? Porque esta vez tras nacer, su vida se alarga un poquito más y la vemos fallecer durante la epidemia de gripe española. Y así sucesivamente. A veces muere accidentalmente, otras por una decisión consciente (una vez muere matando a Hitler antes de que llegue al poder); hay un par de veces que muere de vieja. Algunas veces es feliz, pero casi siempre sus vidas son profundamente tristes y vacías.

Ursula nace siempre con la nieve y muere siempre con la misma frase “y se hizo la oscuridad”. Y el lector se pregunta si podrá variar el rumbo de sus vidas, arreglar sus equivocaciones, evitar las tragedias. Pero, ¿cómo hacerlo si al renacer no recuerda lo vivido? La autora se inventa un truco: dota a su protagonista de visiones, de flashazos del futuro, de premoniciones, de pequeños momentos de “deja vu”. Y crea en Ursula momentos de inquietud, de malestar, que le hacen, sin casi darse cuenta reconducir las situaciones. Pero habrá un límite, los grandes momentos de la Historia no podrán ser evitados: por mucho que mate a Hitler, la Segunda Guerra Mundial estallará. Y entonces no  le quedará más remedio que concentrarse en salvar algunas pocas vidas, en encauzar otras, en hacer posible la aparición de un poco de felicidad entre tanto infortunio.

Es un libro muy poético y profundo el que nos propone la escritora británica Kate Atkinson, la autora de novelas tan estimables como Entre bastidores, Juegos de interior y Una historia singular. Estamos ante una novela que nos habla de la fragilidad de la vida y de lo fácil que es equivocarse, consciente ó inconscientemente, con nuestras decisiones, sean éstas las más trascendentes a las más nimias. Una novela perfectamente enhebrada, maravillosamente urdida, en la que la autora muestra una especial maestría para relacionar todas las vidas de Ursula, para hacerlas sutilmente diferentes, porque en la sutilidad se crea un nuevo mundo. Son 627 páginas, y saben a poco. Gran libro.

Enrique Martín