Miren Gorrotxategi y las familias desgraciadas

Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera. Este es el célebre comienzo de la novela Anna Kareninna, de Leon Tolstoi, y es también una verdad como un templo. Dentro de esas familias que no se parecen a las de los anuncios de Navidad podemos enmarcar la que protagoniza la novela 33 ezkil, ópera prima de Miren Gorrotxategi, publicada por Elkar.

El desencadenante de esta historia de intriga es la aparición de un cráneo en los terrenos de un caserío. El padre, Fermín, llama a su hijo Nestor, el protagonista del libro, para pedirle que se acerque a la casa familiar. Al poco, el padre aparecerá muerto en la iglesia del pueblo. Poco antes de su fallecimiento, se habían oído doblar las campanas: “Hogeita hamahiru ezkil kontatu ditut -esan zuen Karmenek aimaitu zirenean-. Agonia-kanpaialibro-33-ezkilk dira. Norbait hilko zen auzoan”. Además de la muerte de Fermín, sabremos, ya desde las primeras páginas, que el hermano mellizo de Nestor,  también murió tiempo atrás en extrañas circunstancias. Y pronto entrarán en acción una pareja de ertzainas, el cura del pueblo, el enterrador y de forma especial la madre de la familia, Karmen, una mujer cuyo pasado iremos descubriendo poco a poco. Se trata de una mujer que puede encajar en el arquetipo de madre abnegada, siempre alrededor de la cocina, deseosa de tener a su hijo cerca, pero que va más allá del arquetipo. Es, a mi entender, el personaje más logrado de todos. También tiene peso el hermano de Fermín, Estanis, con quien Karmen y Nestor no se llevan bien.

La trama, que engancha, sin duda, avanza en sentido cronológico: van sucediéndose los hallazgos y acumulándose las sospechas, pero esa trama se alterna con una serie de retrospecciones, de flash backs, que nos permiten conocer mejor a los personajes y comprender qué sucedió realmente en un pasado que se mezcla con el presente. 33 ezkil guarda también una historia de amor entre Nestor y su ex pareja, Berta, una arqueóloga a la que recurrirá para que le ayude con el hallazgo de los huesos. Aunque rompieron hace tiempo, él sigue enamorado.

Como decía, la novela se lee con fruición y se llega hasta el final rápidamente, porque además está estructurada en capítulos cortos que agilizan la lectura. Al final, los nudos de la trama se irán deshaciendo –algunos con más solidez y verosimilitud que otros- y no se defrauda al lector porque hay algunos giros sorprendentes hacia el final. 33 ezkil fue la ganadora de la beca Agustin Zubikarai y con ella Gorrotxategi, nacida en Azpeitia en 1981, ha mostrado sus credenciales como narradora.

Txani Rodríguez

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