Los cuentos malvados de Margaret Atwood

Margaret Atwood se ha convertido en una estrella de la literatura tras el éxito de la serie de televisión basada en su novela El cuento de la criada. Los buenos aficionados conocían desde hace mucho a Margaret porque su obra ha sido bien publicada entre nosotros desde hace tiempo. Pero ahora le ha tocado ser famosa en todo el mundo. La autora canadiense, que nunca se ha puesto barreras en cuanto a adoptar géneros considerados menores como la fantasía, la ciencia-ficción, el terror y hasta el género negro, ha venido escribiendo relatos largos, novelas, y, al mismo tiempo, cuentos más cortos que, acumulados con el paso del tiempo, se convertían en libros de narraciones breves.

Nueve cuentos malvados deja claro su contenido desde el título. En realidad la temática de estos cuentos, más allá de que los tres primeros están interconectados y los personajes principales de uno aparezcan como secundarios en otro, formando una nouvelle muy interesante, se unifican por el hecho de que los personajes son gente de mucha edad, la autora está en los ochenta, que tiene diferentes tipos de conflictos. Luego hay relatos de todos los géneros anteriormente mencionados. Pero los mejores son los tres primeros, donde en un ejercicio vistoso y nada original, va sacando a la luz los secretos de una serie de personajes que cruzaron sus vidas en algún momento de su pasado, y también el último donde se propone una especie de solución, digamos a la japonesa, al problema de la longevidad actual.

Margaret es una autora muy irónica, cínica en ocasiones, que no oculta los elementos más desagradables de la vida, que conoce perfectamente la condición humana y sabe que poco altruismo se puede esperar de ella y que, lo más probable, es que las personas acaben haciendo asomar su egoísmo en su búsqueda de la satisfacción. Tampoco es muy complaciente con los escritores, artistas y otros miembros destacados de la sociedad y los muestra tal y como le parecen que son, en lo que suelen ser unos retratos inmisericordes, y ya puestos, también divertidos. E incluso, esa viejecita encantadora, que ayuda a sus vecinos, procura no molestar y habla con su marido muerto, tiene una trastienda.

Margaret Atwood tiene inventiva, desborda imaginación, se inventa cosas extravagantes y, sobre todo, escribe muy bien, con un gran encanto y con una precisión escalofriante y, seguramente, en las distancias cortas mejor que en las novelas. Así que no puedes perderte estos Nueve cuentos malvados porque está entre lo mejor de su producción. Nunca es tarde para descubrir a una gran autora que es mucho más que la escritora de El cuento de la criada.

Félix Linares

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