La vida cotidiana, el material literario de Eva Blanch

Según parece Eva Blanch escribió una especie de biografía novelada contando la historia de Esther Tusquets, Corazón amarillo, sangre azul, o por lo menos la figura de su protagonista, una editora y escritora de cierto carácter se parecía bastante a la legendaria creadora de la editorial Lumen y algunas otras hazañas editoriales. No la leímos. Ahora, tres años después, Blanch vuelve a la literatura, actividad que simultanea con las artes plásticas, con la novela titulada Ahora que te vas, la historia de dos amigas que van cruzando sus vidas, perdiéndose y reencontrándose, recordando el pasado y temiendo el futuro, perdonando y cayendo de nuevo en los mismos errores. Lo curioso es que todos los encuentros, todos los hechos destacables, al, menos los que la autora distingue, están relacionados con la menstruación.

La primera, claro, que tiene una gran importancia y luego otras menos destacables elevadas a la categoría de acontecimiento fundamental. No importa, entendemos el artificio literario original que le da un tono distinto a, por ejemplo, utilizar una fecha determinada en diferentes años, para ir narrando estas peripecias. Pero más allá de lo llamativo de la propuesta el asunto no significa gran cosa. Lo que importa es el resto, lo que se cuenta de estas vidas. Para narrarlo también de manera estructuralmente diferente, Eva Blanch comienza los capítulos con la narración en primera persona de la segunda protagonista, la que no cobrará importancia hasta muy avanzado el relato, que va desgranando apuntes sobre la relación y relatando incidencias vagas, para pasar después de un par de páginas, a una narración en tercera persona, una falsa tercera persona, sobre las andanzas de Ruth, la amiga importante, aquella que tiene una vida agitada, conflictiva, repleta de incidencias destacadas.

Las cosas cambiarán un poco hacia el final, pero tampoco debemos ser más explícitos. Ahora que te vas es una muy buena novela hecha con materiales cotidianos propuestos como grandes tragedias, donde cobra más protagonismo el amor que, por ejemplo, la actividad laboral que tiene menos encanto, lo entendemos; en la que se busca el impacto sin estridencias, la emoción sin congoja, el documento sin adornos. En realidad lo peor de la novela está al final, en un cierre anticlimático cuando a tenor de lo que se nos ha contado y como se ha hecho, la autora debería haber sido más valiente y confiar en el lector. Pero, bueno, es una elección, como la de terminar una canción con un crescendo y remate o dejarla desaparecer poco a poco. Es cuestión de carácter. Algo de lo que está sobrada Ahora que te vas, la segunda novela de Eva Blanch, de la que ya estamos esperando nuevos títulos.

Félix Linares

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