Alberto Barrera Tyszka, el que escribe supernovelas

Una mujer ha muerto. Se ha suicidado. Su hijo, que vive lejos de la sociedad opresiva en la que ella trataba de sobrevivir, vuelve al hogar e intenta averiguar qué es lo que ha ocurrido. Todo parece bastante habitual dentro del thriller, que es el género en que portada, título y palabras en las cubiertas colocan a esta novela. Hay un tono reposado en la narración, poco habitual en este entorno. Hay una escritura un poco más cuidada de lo habitual en estas páginas. Es natural si tenemos en cuenta que el autor, Alberto Barrera Tyszka, es un reputado escritor venezolano, aunque reside desde hace mucho tiempo en México, que, entre otros logros, ha conseguido ganar el premio Herralde y el premio Tusquets, dos de los más prestigiosos en el campo de la literatura en castellano.

Ha escrito libros de todo tipo y hasta guiones de culebrones, ensayos, poesía y cualquier cosa que necesite palabras para expresarse. También deja asomar la narración ciertos aspectos futuristas, o creemos que son así más por la costumbre que por certificación del autor, al presentar una sociedad controlada por el Alto Mando que todo lo sabe, que todo lo ve, que todo controla en un país que en ningún momento se dice que sea Venezuela, pero que podría ser. Avanzando un poco más, y tengo presente que estamos hablando de un thriller y que, en consecuencia, no es conveniente adelantar mucho, descubrimos que hay otra persona interesada en la muerta, una joven que quiere hacer un documental sobre mujeres suicidas y que viene a sumar aspectos humorísticos y románticos a la narración. Por un tiempo, por bastantes páginas, el centro del relato lo ocupa esta historia de amor algo abrupta, desquiciante para el protagonista, que solo lo es a medias, divertida si entendemos la comedia como algo amargo y malintencionado.

Y así hasta llegar casi a la mitad de la novela donde la cosa se sitúa por fin en lo que el autor quiere contar, adquiere una velocidad de crucero verdaderamente rápida y se suceden los hechos, y las historias diferentes, con un ritmo que te deja sin respiración. Hasta la última página están pasando cosas, algunas sorprendentes, la mayor parte ingeniosas, casi todas diferentes. Mujeres que matan es la supernovela, la que te deja sorprendido, satisfecho, encantado con la decisión de leerla porque además del ritmo rápido, la acumulación de peripecias, las satisfacciones propias del lector de thrillers colmadas, es una novela que reflexiona sobre muchas cuestiones políticas, sociales, actuales. Lo mejor que he leído en lo que llevamos de temporada.

Y ahora a buscar las novelas anteriores de Alberto Barrera Tyszka. ¿Por qué descubrimos tan tarde a algunos fenómenos?

Félix Linares

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