La anatomía sensible de Andrés Neuman

El escritor argentino, ya casi granadino porque hace treinta años que vive en esa ciudad andaluza, es dueño de una trayectoria portentosa. Nacido en 1977, ha publicado libros de aforismos, poemarios, colecciones de cuentos y novelas. Y ha merecido reconocimientos como el Premio de la Crítica, el Premio Alfaguara de Novela o el Premio Hiperión de poesía, entre otros. Estos días presenta Anatomía sensible, su último trabajo, que podrías definir como multigénero, ya que aunque se trata de una colección de textos centrados en distintas partes del cuerpo, el estilo se aleja del ensayo para acercarnos a territorios más poéticos, de hecho, hay multitud de frases que podrían funcionar de forma independiente como aforismos. En todo caso, el libro no se queda en un estiloso conjunto de descripciones, sino que encierra también una reflexión sobre la actualidad en la que la estética funciona como una tirana.

El libro parte de la certeza de que el cuerpo es un campo de batalla social y político. En el capítulo dedicado a la nalga se afirma: “La austeridad física es otro imperialismo, el capital engorda adelgazándonos”.  No estamos, desde luego, ante un libro que canta a la belleza formal o clásica, Anatomía sensible reivindica, en la era del Photoshop,  las cicatrices y las supuestas imperfecciones, o las características tradicionalmente entendidas como imperfecciones de los cuerpos de todo género.  Los textos, que están primorosamente escritos, cuentan con el humor como aliado. Por ejemplo, leemos: “El cabello conoce dos temibles enemigos: la alopecia y la poesía; una lo va debilitando; la otra lo remata. Por cada verso que se comete acerca de alguna cabellera dorada como el sol, un pelo se arroja al vacío en señal de protesta”.

Anatomía sensible se abre con un capítulo dedicado  a la piel, que ejerce de frontera entre nuestro mundo interior y el mundo exterior y se cierra, es curioso, con uno dedicado al alma. Con un toque de humor, afirma Neuman que “el alma existe lo mismito que el codo”, un capítulo que se cierra con un último párrafo de gran musicalidad; en realidad, todos los textos son muy rítmicos y conviene leerlos poco a poco para que no se nos pasen por alto frases hermosas, como la siguiente: “Quien besa una espalda obtiene el perdón de Narciso: se ve a sí mismo buscando compañía”.

Txani Rodríguez

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