La vida cotidiana en los relatos de Margarita Leoz

Flores fuera de estación es el nuevo libro de la escritora de Iruñea, Margarita Leoz, que ya había publicado con anterioridad el poemario El telar de Penélope y la colección de relatos Segunda residencia. Este nuevo trabajo está compuesto por cinco historias, algo más extensas de lo que suele ser habitual, dentro de este género, en la narrativa española.  Podemos decir aquello de que las historias están cerca de nuestro día a día, de nuestra cotidianidad, y no faltaríamos a la verdad; sin embargo, todas esas historias en apariencia tan comunes encierran un  quiebro en la normalidad, una derrota, una fisura, un daño más o menos irreparable, una oportunidad perdida.

Los protagonistas de los cuentos son, efectivamente, “flores fuera de estación” y, también, flores fuera de lugar porque me ha resultado curioso que ninguno de ellos, en el momento de sus vidas que nos son narrados, vivan en sus residencias habituales: en el primer relato, la protagonista viaja a una ciudad europea para asistir al funeral de un antiguo amor; en el segundo, mi favorito, el personaje central se instala en una antigua tienda de muebles que cuenta con catorce dormitorios; en el tercero,  el escenario principal es una casa en venta, con una vieja piscina; en el cuarto, la historia transcurre en una casita de verano, a las afueras de una ciudad; el quinto, se desarrolla en un balneario algo decadente, al que se han mudado los padres del narrador. Tienen, todos los cuentos, un aire melancólico, conmovedor, que hace que reflexiones sobre las historias inconclusas y sobre aquellas a las que el tiempo, invencible, pondrá punto y final. Un ejemplo: “Se preguntó si el amor era aquello, una sucesión de escenas, de fotografías mal encuadradas en las que aparecemos con otra persona, de la que poco a poco vamos olvidándolo todo, salvo el estar a su lado de una forma ciega y torpe”.

La extensión de los relatos permite a Leoz no limitarse a una sola escena, a un solo escenario, a un solo plano temporal; por esa razón, los relatos parecen avanzar a veces con ritmo de novela. Con una gran capacidad para sugerir lo que fue y será de las vidas de los personajes sin necesidad de recurrir a finales herméticos o sobre explicativos, la navarra insufla mucha vivacidad a sus historias.

Flores fuera de estación es una colección de relatos que transmite una temperatura emocional muy concreta y que está escrita de manera pulcra, precisa, pero no fría. En estos cuentos un marido puede ser “el hombre con el que me había casado” y un viejo amor puede erigirse en un sentimiento más vigoroso que el presente pueda conceder. Pero no solo habla de las relaciones de pareja, digamos, también de las que se establecen entre hermanos o padres e hijos. En resumen, diría que lo que captan estos cinco relatos es la vida, tan rara siempre. No es poco, de hecho, es algo raro también.

Txani Rodríguez

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