La vida “relatada” de Cristina Peri Rossi

La insumisa es el título de la colección de cuentos, que se lee como una novela o una novela articulada como una colección de cuentos, publicada ahora por Menoscuarto Ediciones, con la que Cristina Peri Rossi obtuvo el Premio José Donoso 2019. Esta escritora uruguaya ha cultivado todos los géneros, pero destaca, sobre todo, en poesía y en narrativa breve.  Peri Rossi nació en Montevideo en 1941. Es sin duda una de las cuentistas más destacadas de Uruguay, pero la dictadura militar censuró su obra. La autora, finalmente, se exilió en Barcelona. Es la única mujer vinculada al conocidísimo boom latinoamericano, encabezado por García Márquez, Vargas Llosa y Carlos Fuentes.

En La insumisa nos encontramos una colección de cuentos, digamos, autobiográficos. A través de la lectura de estos textos, conocemos en su intimidad la infancia y la adolescencia de Peri Rossi. Sabremos de los malos tratos que recibía de su padre, un hombre a quien dedica, lógicamente, palabras durísimas, del afán protector hacia su madre que despertó en ella, de su estancia en el campo, en casa de unos tíos, cuando enfermó de tuberculosis, del descubrimiento de su homosexualidad, de la transformación que supuso frecuentar la biblioteca de su tío Tito.

Los cuentos mantienen un orden cronológico, y de ese modo vemos a la niña crecer a lo largo de las páginas de La insumisa. El título está bien escogido, sin duda, porque pronto apreciamos el carácter indoblegable de la niña que se hace preguntas sobre todo tipo de cuestiones, como, por ejemplo, las discriminaciones que sufrían las mujeres, y las normas que debían respetar. Ver cómo se cuestiona las cosas, y cómo mantiene sus principios, da idea de que fue una niña inteligente y precisamente del contraste entre lo que ella cree que deberían ser las cosas y lo que realmente surge a veces cierto humor, algo amargo, pero humor al fin y al cabo.

Los cuentos están escritos de forma sencilla, algo muy complicado. La autora no recurre a estructuras complejas, ni a juegos de narradores, ni a desarrollos argumentales demasiado sofisticados, Peri Rossi tiene talento para contar historias, eso es todo. La imagino como una gran conversadora. Por ponerle una objeción a esta recomendable libro, quizá se traslade una visión idílica, como de bloque, de los trabajadores del campo, de los emigrantes, de las personas humildes: “Pero la gente que yo veía en el pueblo –leemos- no bebía te, ni comía pastas inglesas: eran pequeños ganaderos, agricultores pobres, enormemente dignos, limpios, que mandaban a sus hijos a la escuela pública (…) con buen humor, muchísima solidaridad y gran comprensión”. Esta frase, en todo caso, pertenece a mi cuento favorito, La estación de trenes, que se abre del siguiente modo: “Mi infancia es una estación de trenes, en mitad del campo”. En concreto, se trataba de una estación de trenes ingleses dirigida por su tío. Y por allí pasaban trenes elegantes, con alfombras de color purpura, y mesas con bordes dorados. Unos trenes, que con el tiempo se abandonarían en mitad de aquellas llanuras, y que durante la dictadura militar acabarían convertidos en campos de concentración.

La insumisa es, por tanto, una biografía por entregas, el relato de alguien que sabe, y muy bien, contar relatos. Elena Poniatowska dice que leer a Cristina Peri Rossi siempre le da ganas de hacer el amor. Yo no puedo garantizar semejante efecto, pero sí el disfrute de encontrarse con un buen libro entre las manos.

Txani Rodríguez

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