El comictario. Bastien Vivès y las heridas del terrorismo

La balada de Jimmy el gendarme en una Francia traumatizada por el terrorismo“. Así han descrito en el país vecino el cómic Catorce de julio, la última obra del dibujante Bastien Vivès sobre un guión escrito por Martin Quenehen. Ambos autores sostienen que los atentados del año 2015 contra la revista Charlie Hebdo y la sala Bataclán de París dejaron una profunda herida de la que Francia todavía no se ha recuperado. Dolor y miedo latentes que han alterado comportamientos, medidas de seguridad y el equilibrio psicológico de muchas personas, algunas de las cuales se ven reflejadas en esta novela gráfica que se lee con sumo interés y que provoca sensaciones que van desde la tensión de un buen thriller hasta la inquietud, la tristeza y el desasosiego.

Como en todas las obras de Bastien Vivès, los personajes hablan no solo con los diálogos, sino también con sus posturas, actitudes y silencios. Todo ocurre en un pueblo del sureste de Francia, donde el gendarme Jimmy Girard, joven, apuesto y serio candidato a cargos de responsabilidad en el cuerpo, entabla contacto con Vincent, un pintor parisino que intenta superar la pérdida de su esposa, víctima de un atentado yihadista. Vincent es un hombre pequeño, débil y obsesionado con vengar la muerte de su mujer. Le acompaña su hija Lisa, una bella adolescente por la que el gendarme Girard se siente fuertemente atraído, aunque su férrea moral le permite mantener las distancias. Sin embargo, y a pesar de su seriedad y conducta intachable, el policía asume por su cuenta y de forma totalmente irregular la tarea de proteger al pintor y a su hija, sin saber que son personas que, sobre todo, necesitan protegerse de sí mismas.

Asistimos a incursiones en barrios habitados por población de origen árabe, se escuchan discursos xenófobos y resuenan las tesis de la ultraderecha contra la inmigración. Posturas extremas en un país traumatizado por el terrorismo y que dan lugar a enormes errores, colectivos e individuales. El mal existe, efectivamente, y hay que combatirlo, pero el final de este cómic es una cruel parábola que hace añicos la imagen del héroe justiciero que derrota a los malvados.

Martin Quenehen, que trabaja como productor en la emisora France-Culture y que fue profesor de Historia durante siete años en un instituto de los suburbios de París, teje una densa historia magníficamente dibujada por Bastien Vivès. Catorce de julio, un cómic valiente, tan agrio como necesario, publicado en castellano por Diábolo Ediciones. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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