Wu Ming, el excitante proyecto italiano, ha vuelto

¿Conocen a Wu Ming? No es, aunque lo parezca por su nombre, un escritor chino, sino un colectivo italiano que lleva más de veinte años trabajando la literatura en múltiples formatos. Comenzaron llamándose Luther Blisset y así con ese nombre publicaron la novela Q. Después se pasaron a Wu Ming, Sin Nombre en mandarín, Anónimo para entendernos y así publicaron, entre otras, 54, Manituana, El ejército de los sonámbulos y la que ahora nos ocupa. Además han publicado ensayos, literatura infantil, guiones cinematográficos y otros materiales inclasificables. Y más novelas a título individual firmando como Wu Ming y añadiendo el número que ocupan en la organización. Wu Ming eran cinco escritores, aunque dos, el tres y el cinco, se han apartado del grupo. Pero ahí siguen los tres restantes escribiendo sobre momentos de la historia especialmente difíciles, las guerras de religión, la segunda postguerra mundial, la revolución americana, la revolución francesa y ahora la revolución rusa.

Empieza Proletkult en el año 1.907, cuando ya se han dado los primeros pasos de la revolución con un atraco para conseguir fondos y mantener la llama de la rebelión. De ahí pasamos a 1927, cuando ya se conocen las consecuencias del levantamiento. Y en medio tenemos momentos del exilio italiano de algunos de los protagonistas y de conocidos líderes de la revuelta. Digamos que el detalle curioso es la aparición de una muchacha que asegura ser hija de uno de estos personajes y que viene de un planeta al que viajó el susodicho, aventura que se narra en una trilogía de novelas de ciencia-ficción escrita por otro de los componentes del grupo. Esto me ha hecho acordarme de Matadero Cinco de Kurt Vonnegut, en parte porque acaba de publicarse una adaptación al cómic dibujada por Albert Montenys. Pero digamos que ambas comparten ese realismo apocalíptico, mezclado con las vidas cotidianas de los supervivientes y la aparición de la fantasía en forma de viajes a lejanos planetas. A partir de ese momento las cosas se van mezclando, marca de la casa del colectivo escritor.

Pero, ay, Proletkult es la novela de Wu Ming que menos me ha gustado. Paradójicamente estando escrita por menos personas es la más embarullada y en la que no sabemos muy bien hacia donde avanzamos, y eso incluye el final, donde se repiten más cosas a pesar de ser la más breve y que, en general, presenta menos puntos de interés en el relato. Quizá los escritores que más me gustaban son los que han dejado el grupo. Pero, claro, quizá es que yo esperaba mucho de ella, a la altura de las obras anteriores de los autores. No niego su nivel, su documentación, su correcta escritura, pero le falta encanto. Se la recomiendo por supuesto, ya me gustaría que bastantes de las novelas que leo tuvieran este nivel, pero las comparaciones son inevitables. Así que empiecen por El ejército de los sonámbulos, por ejemplo, y luego pueden seguir con Proletkult. Pero, en cualquier caso ni se les ocurra perderse a Wu Ming, una de las mejores cosas que le ha pasado a la narrativa en las dos últimas décadas.

Félix Linares

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