Yurre Ugarte y los sueños rotos de la vida pop

Yurre Ugarte es autora de numerosos guiones para el cine, la televisión y el teatro, de libros infantiles y juveniles. Además, ha firmado el libro de relatos Gasolindegian  y el texto de la muy recomendable novela gráfica, con dibujos de Joseba LarratxeJoana Maiz. Ahora la tolosarra vuelve al género del cuento -algo que celebramos- con la colección Lilurabera. Este libro contiene relatos en los que la cultura popular contemporánea está presente, tanto por los referentes citados como por el modo de vivir de unos personajes que se entrecruzan. La atmosfera de los cuentos es, como digo, relevante, pero también tienen peso las tensiones entre la vocación artística y la realidad –artistas que se convierten en gestores culturales, periodistas que ejercen la profesión de manera funcionarial- y los secretos y sorpresas que envuelven a veces las relaciones materno-filiales.

Pero vamos por partes: el primer relato gira en torno a una joven cuyos padres están al borde de la separación. Ella está obsesionada con fotografiar los ojos rasgados de su amiga Ninbe, algo que nos lleva al territorio de la fascinación, central en este libro que se interroga por esas pulsiones artísticas. Una Ninbe ya adulta es la protagonista del segundo relato. Ha realizado una tesis sobre la insoportable levedad del pop y visita a un psicólogo porque es incapaz de bailar. El tercer relato, Beharko, es mi favorito. Está protagonizado por Sara, una joven que quería ser diseñadora de moda, pero que tras sufrir adicción a las compras, termina abriendo una tienda de ropa vintage. La crisis del coronavirus hace que contraiga deudas por impagos y que tenga que decidir si mantiene su casa o su tienda. Opta por salvar la tienda y se va a vivir a un viejo sanatorio ocupado. Lady amnesy es también una historia original y sorprendente. Uno de los miembros de un grupo de música que alcanzará el éxito parece hechizado por una mujer que vende comida ambulante en una furgoneta. Se la encuentran a la salida de los conciertos, así como se la encontraba ya su madre, porque recuerda que la furgoneta ya andaba por ahí en el concierto que ofrecieron los Ramones en el Belodromo de Anoeta en el año 1981. Su fijación con la furgoneta influirá en la música que hace con su banda. (…) El último texto es una crónica autobiográfica, musical y literaria, que ya se había publicado en el mítico fanzine Pop pilulak.

No sucede siempre con los libros de relatos ni creo que tenga por qué suceder siempre, pero Lilurabera funciona muy bien en su conjunto, como si conformara una sola historia en realidad. Como un grafiti que se deslava con el paso del tiempo, los sueños de las protagonistas resuenan como las viejas canciones: “Esan nahi dut bi mamu bihurtu ginela, gure benetako izatearen kopia fantasmalak”, dice una de las protagonistas.

La voracidad de la cultura contemporánea, la solemnidad de corrientes que parecían livianas, las estrecheces que conlleva vivir de la cultura, la traición a los sueños, la renuncia a los mismos, y una familiar sensación de derrota que provoca siempre transitar de un marco referencial a otro dan profundidad a estas historias, protagonizadas por personajes que al menos en algún momento de sus vidas dieron rienda suelta a la curiosidad y a la fascinación.

Txani Rodríguez

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