Yo en realidad no querÃa morir,
en realidad solo querÃa ser una bibliotecaria
verdaderamente amante de sus clientes.
Si, yo querÃa ser una perla para todo el mundo,
una perla que recita poesÃa en soledad
y toma té de frambuesa
en los sótanos
y en los balcones donde se sacuden las alfombras.
Yo querÃa saber manejar aguja e hilo,
tenedor y cuchillo, hoja de afeitar y clavo.
También querÃa tener un taladro y un cortacésped,
algo calmante y algo estimulante.
Yo no querÃa tener una alambrada de púas
en torno a mis obscenos bártulos de alcoba
cuando el pájaro de nadie
silbaba para nadie
en los tejados
y en los arroyos.
Entonces yo querÃa ser una secretaria de asuntos sociales
que verdaderamente comprende a sus clientes.
Oh entonces querÃa ser una enfermera
que verdaderamente sabe bien su oficio.
una mÃmica inteligente querÃa tener también
y un porte inspirador de confianza;
un secador eléctrico querÃa yo tener,
un sostén elástico
y un par de ligas blancas.
Yo en realidad no querÃa morir,
preferirÃa con mucho, ser un gozo para todo el mundo,
un gozo que hace aplicaciones de tela en su tiempo libre
y toma licor de diente de león
una hora antes del amanecer
cuando la madre de nadie
silba para nadie
bajo la estrella más peligrosa
entre los rascacielos ruinosos,
sola.
Este es un poema de Kristina Lugn, una escritora sueca nacida en 1948, y que falleció a la edad de 71 años en 2020. Publicó sus primeros poemas en 1972. No solo fue autora de poesÃa, también escribió obras de teatro, y fue crÃtica literaria. De hecho, muchas personas en Suecia la recuerdan más por su relación con el teatro que con la poesÃa. Recibió premios prestigiosos por sus trabajos, y en 2006 publicaron un recopilatorio de toda su obra poética.
Goizalde Landabaso